La concejala de Quilpué, María Paola Olguín, advirtió que los establecimientos educacionales con clases presenciales no pueden obligar a los alumnos a usar mascarilla en las clases de educación física o en las actividades deportivas por los efectos negativos que podrían provocar a la salud al no disponer de una buena oxigenación, ello porque “no todos estos barbijos cuentan con los elementos para permitir la oportuna circulación de aire”.
Olguín añadió que “junto a los liceos y las escuelas debimos trabajar en protocolos específicos, según las características e infraestructuras de cada establecimiento. Teniendo en cuenta que en lo referente a la práctica del deporte establece la excepción de no llevar la mascarilla cuando se practica de manera individual y al aire libre; o cuando por la propia naturaleza de las actividades el uso de la mascarilla resulte incompatible. Como profesora de educación física creo que lo más importante es hacer actividades individuales con distanciamiento social para prevenir contagios y sin mascarillas para evitar cualquier tipo de consecuencias negativas en nuestros alumnos y alumnas”.
En ese contexto, la edil destacó que la “UNESCO hace un llamado a la inversión en educación física de calidad para apoyar la recuperación post- COVID-19, como construir una ‘nueva normalidad’ basada en la inclusión y la resiliencia. La educación física de calidad se presenta como una inversión de bajo costo y alto impacto y como un sistema de valores con múltiples resultados positivos a nivel físico, mental, de desarrollo y educativo. La educación física de calidad es la base de una vida más sana, feliz y productiva, y todo empieza en la escuela”.
“Cabe mencionar —aseveró la concejala— que no existe ningún protocolo oficial por parte del Ministerio de Educación sobre el uso de la mascarilla durante la clase de Educación Física. Solo que está debe usarse durante la práctica de actividad física leve a moderada para prevenir la propagación del virus”.
Sedentarismo
Olguín se mostró preocupada por las graves secuelas que producirá la circulación de COVID-19 en los niños y las niñas de nuestro país, como el sedentarismo producto de la inactividad física.
“Esta puede considerarse como una pandemia paralela que trae como consecuencia inmediata el sobrepeso y la obesidad en nuestros niños y jóvenes. Si no trabajamos en motivarlos a realizar actividad física tendremos resultados nefastos en nuestra futura población adulta. Además se ha visto afectada de manera considerable la salud mental, especialmente en nuestros jóvenes; por eso debe ser prioridad el deporte y la actividad física en este rango etario”, concluyó.