Por Francisco Zúñiga Muñoz
Director tesorero del Consejo de Desarrollo Local del Centro de Salud Mental Comunitaria Domingo Asún Salazar de Valparaíso y miembro del Consejo Ejecutivo Mixto de Gerópolis UV.
El pasado 7 de abril se llevó a cabo una nueva conmemoración del Día Mundial de la Salud, instancia en la cual se hizo un llamado a construir un mundo más justo y saludable tras la pandemia. Para ello, es prioritario favorecer la salud mental de la población, pilar fundamental de nuestro bienestar.
La crisis de salud provocada por el COVID-19 ha afectado a personas de todas las edades y sectores de la sociedad, sin embargo, en países demográficamente envejecido como el nuestro, es esencial poner atención a la salud mental de las personas mayores, cuyas rutinas y sistemas de apoyo habituales se han visto alterados.
Un estudio realizado por la UC y la Subsecretaría de Previsión Social, previo a la pandemia, reveló que 1,2 millones de personas mayores tiene depresión en Chile, cifra sumamente preocupante. Un 23,8% de las personas encuestadas manifestó sentir que muchas veces o siempre le falta compañía, el 14,5% que muchas veces o siempre es ignorada y 50,1% que nunca o pocas veces es parte de grupos de amigos.
Es común que las condiciones de salud mental no diagnosticadas en el pasado o presente se manifiesten en la etapa de la vejez. La depresión o ansiedad severa no es parte natural del envejecimiento, por ende, deben abordarse con tratamientos clínicos y apoyo social. El estrés generado por la pandemia del COVID-19 en la población mayor, ante la incertidumbre que genera la posibilidad de contagiarse, exacerban cualquier riesgo latente de salud mental, ya sea depresión, ansiedad o somatización de las mismas. Es importante destacar que en esta población se incrementa tanto la ideación suicida como el suicidio consumado, especialmente en varones.
Todos y todas tenemos un rol muy importante que desempeñar en el apoyo a las personas mayores durante este largo período de pandemia, particularmente quienes formamos parte de organizaciones de la sociedad civil. Como integrante del Consejo de Desarrollo Local del Centro de Salud Mental Comunitaria Domingo Asún Salazar de Valparaíso y del Consejo Ejecutivo Mixto del Centro Gerópolis de la Universidad de Valparaíso, quisiera compartir algunas recomendaciones al respecto:
• Mantener contacto regular con las personas mayores, ya sean familiares, amigos o vecinos. Muchas veces, el aislamiento social, sentirse solo o desconectado provoca mayor incertidumbre.
• Llamar por teléfono o hablar por videollamada con las personas mayores, ya que se ha comprobado que los mensajes por WhatsApp y las redes sociales digitales no suelen ser la forma más efectiva para interactuar.
• Durante la conversación, preguntarles cómo les ha ido durante este período y qué cosas están haciendo para lidiar con el estrés, respetando su autonomía e independencia.
• Alentarlos a que durante la pandemia realicen actividades recreativas, sociales y culturales que sean de su interés; se ha demostrado que la participación en grupos es un muy buen espacio protector y de reconocimiento.
• Si experimentan síntomas de deterioro de la salud física o mental, sugerirles buscar atención médica.
• También es importante estar atentos a la presencia de automedicación y el riesgo que esto conlleva.
• Escuchar y tomar en cuenta sus opiniones, poniendo en valor sus experiencias y puntos de vista.
• Promover la alimentación saludable y la actividad física, por ejemplo, el Tai-Chi tiene evidencia científica como factor protector.
• Por último, comuníquese regularmente con las personas mayores y expréseles su apoyo y servicio. Hagámosle sentir y saber que nos importa su bienestar. Hacerles saber que estamos agradecidos que sean parte de nuestras vidas.Es de vital importancia que nos cuidemos entre todos y todas durante este difícil momento que genera mucha incertidumbre y ansiedad. Tomar algunas simples acciones puede marcar y hacer la diferencia en la vida de una persona mayor.