Como “calamitoso” catalogó el estado actual de Valparaíso la arquitecta, investigadora y académica de la Universidad de Valparaíso Cecilia Jiménez, agregando que la ciudad “presenta graves deterioros en su edificios y espacios urbanos inscritos en la zona reconocida por la UNESCO como Patrimonio Mundial y una desesperanza en los porteños”.
La académica, albacea del archivo Myriam Waisberg, quien fuera una de las principales impulsoras de la postulación de Valparaíso ante la Unesco, aseguró que para corregir las principales problemáticas que afectan a la ciudad “se requiere liderazgo y trabajo colectivo”.
“Se necesita la creación de un organismo, con un liderazgo local comprometido con Valparaíso, con atención y acuciosidad en el manejo y fiscalización de metas y recursos, que asuma una gestión integral y permanente de protección y desarrollo de esta ciudad en función de los atributos y fortalezas de su patrimonio”, aseguró.
Jiménez, distinguida como Hija Ilustre de Valparaíso con la medalla al mérito Diego de Almagro por parte de la municipalidad porteña, indicó que “se necesita un amplio llamado a la unión y trabajo conjunto de las diversas instituciones con arraigo en la ciudad. Que instituciones políticas, sociales, comerciales, bancarias, marítimas, universitarias, de comunicaciones, turismo, bomberos, asociaciones gremiales y deportivas se integren en un trabajo colectivo para corregir y revertir la situación actual en la que está sumida”.
En cuanto a la posibilidad de inscribir a Valparaíso en la categoría de Patrimonio en Riesgo por peligro de derrumbes, la académica señaló que “traería efectos positivos para Valparaíso y su área histórica, la que hoy cumple con los factores determinantes de Patrimonio en Peligro para Lugares Culturales establecida en la Guía Operativa de la UNESCO”.
“La ciudad y su área histórica presentan graves deterioros en sus aspectos materiales y estructurales, graves deterioros en su arquitectura, grave deterioro en los espacios urbanos y pérdida de autenticidad histórica, carencia de políticas de conservación, planes de gestión que no han sido aún implementados y amenazas de efectos nocivos de la planificación urbana local ante el desarrollo de proyectos de gran impacto, como la ampliación del puerto”, añadió.
La académica asegura que “es posible que una medida como ésta podría contribuir a que el Comité del Patrimonio Mundial, previa visita y evaluación de observadores de ICOMOS, defina junto al Estado un programa de acciones correctivas a tomar y proponga su inmediata aplicación. Por otra parte, esta acción iría acompañada de financiamientos o eventuales asistencias técnicas en diferentes áreas”.
“No se trata de uno, sino de muchos actores que pueden aportar, siendo aquellos principales las universidades y la ciudadanía activa toda, que renazca en la lucha por su ciudad patrimonial, tal como lo hicieran en el cabildo de los años 1991-1993, cuando fueron actores activos que impulsaron la iniciativa de lograr la incorporación de Valparaíso como Patrimonio Mundial ante UNESCO. Aquí todos somos llamados a salvar a Valparaíso”, precisó.