Por Gonzalo López
Jefe de Carrera
Técnico en Administración Logística
CFT Santo Tomás
El 2020 dejó en evidencia que no siempre estamos preparados para lo incierto. Vivimos grandes cambios producto de la pandemia por COVID-19 y los mayores desafíos para las micro, pequeñas y medianas empresas estuvieron relacionados con la migración de productos, servicios -y negocios en general- desde lo presencial hacia lo remoto.
En este escenario, hubo pymes que no pudieron evolucionar y quebraron, mientras que otras hicieron uso de la tecnología diaria para seguir en contacto con las personas, sus clientes, que estaban adaptándose a la nueva realidad y adoptando nuevos hábitos de compra y al igual que ellos, debieron cambiar los paradigmas propios de sus emprendimientos.
Hoy el negocio y las personas requieren integrarse con agilidad, donde lo global, la humildad y los propósitos compartidos son relevantes, y se los explicaré con un ejemplo: en mi barrio, en plena cuarentena, casi todos los almacenes cerraron y sólo una botillería permaneció abierta. La dueña diversificó su stock, incluyendo productos de primera necesidad, como pan, leche, papel higiénico, entre otros; implementó un sistema básico de inventario con un lector de barras económico y un software básico y realizó su cambio más grande y potente: activó sus redes sociales, implementando un servicio de delivery compuesto por un par de jóvenes estudiantes del sector que, en bicicleta, repartían sus productos en el barrio.
Con el paso de los meses, todos recurrían a este negocio para hacer encargos: pilas, lavaloza, productos de limpieza, etc. La dueña vivía con el teléfono en la mano, pendiente de sus mensajes, ya que la venta presencial había disminuido, pero su venta real había aumentado. ¿Cómo ocurre esto? Gracias a su preocupación en las personas, sus necesidades, formas de compra y comunicación. Hoy las personas hacen fila para comprar en su local, mientras que el negocio de al lado está vacío, con los mismos productos y precios, puesto que consiguió conocer y fidelizar a su clientela.
Como dicen los expertos, el 2021 es el año de la omnicanalidad. Esa experiencia de comunicación remota y directa entre las personas y mi negocio, junto a una buena gestión y optimización de inventarios con apoyo de tecnología, pueden hacer una gran diferencia para todas las micro, pequeñas y medianas empresas de nuestro país.