Esta semana, un nuevo siniestro enlutó las calles de la Ciudad Puerto, específicamente en el cerro Monjas, donde 12 viviendas se vieron afectadas, dejando a 28 damnificados. El académico de Ingeniería en Construcción de la Universidad de Valparaíso, Uriel Padilla, enfatizó en la necesidad de fortalecer el manejo, el control y la prevención.
Por Francisca Palma Schiller
Una vez más Valparaíso se convierte en víctima de unos de los siniestros más devastadores y con mayor propagación: los incendios estructurales. Es que la historia se vuelve a repetir, tal como en el año 2014 o en el 2017, cuando incontables familias quedaron sin sus hogares tras perderlo todo por las llamas.
Esta semana, lamentablemente, los hechos afectaron al cerro Monjas de la Ciudad Puerto, dañando 12 viviendas, dejando a 28 personas damnificadas, un desaparecido y lesionando a más de 10 funcionarios del Cuerpo Bomberil que llegó hasta el lugar para combatir las llamas.
Ante esta situación y la llegada de la temporada estival en menos de un mes, fecha en donde suben las temperaturas y genera un aumento en las condiciones de riesgo, es preciso analizar hacia dónde deben apuntar los esfuerzos de las autoridades, como también de la comunidad porteña. La limpieza, el control y la prevención sin duda se convierten en factores claves por estos días.
Bajo este panorama, el académico de la Escuela de Ingeniería en Construcción de la Universidad de Valparaíso (UV) y experto en el área, Uriel Padilla, reflexionó sobre lo sucedido. En la oportunidad, calificó de “inconsistente” la respuesta de las instituciones públicas y privadas para mitigar los incendios.
“A la fecha, en el Gran Valparaíso las instituciones públicas y privadas siguen siendo inconsistentes en cuanto a entregar respuesta concreta y con una relativa certeza para el manejo, control, prevención y alcances normativos para mitigar las ocurrencias de los incendios, tanto urbanos como forestales”, explicó Uriel Padilla.
El experto agrega tajantemente que “si bien es cierto que desde el 2014 hemos tomado algunas lecciones de aquel funesto desarrollo y posterior desenlace del Gran Incendio, no logramos encontrar la senda con respuestas convincentes del real compromiso y participación tanto de la ciudadanía y sus autoridades competentes y administrativas de la comuna de Valparaíso en establecer el angostamiento de la incertidumbre respecto a estos desastres, que no sólo afectan el patrimonio inmueble de los porteños, sino que en ocasiones hay pérdida de vidas humanas”.
Es que tal como precisa Padilla, no solo se ven dañados los hogares de la comunidad porteña, sino que peligrosamente los siniestros significan un riesgo real de perder la vida o, al menos, así las cifras lo revelan.
“Tenemos un registro lamentable del impacto de los incendios en Valparaíso: el 2008 en el cerro La Cruz hubo cuatro fallecidos y setenta viviendas afectadas; en 2009 en el cerro Mariposa, treinta viviendas resultaron afectadas y 400 personas evacuadas; en febrero del 2013 en Rodelillo y Los Placeres fueron evacuadas 500 familias; en abril del 2013, 35 viviendas fueron afectadas, siendo evacuadas 200 familias; en abril del 2014 fueron ocho cerros afectados y más de 3 mil viviendas dañadas, con 16 personas fallecidas; en marzo del 2015 hubo un fallecido, mientras que en enero del 2017 en Puertas Negras y Montedónico, cincuenta viviendas resultaron afectadas y 400 personas evacuadas”, develó el académico UV.
Esencial: el factor prevención
Con respecto a lo esencial para evitar este tipo de desastres, Uriel Padilla apunta a la revisión e investigación de dimensiones puntuales.
“Un aspecto fundamental para generar la esperada prevención lo constituyen actores locales de las diferentes organizaciones que deben prever ello, siempre con el apoyo de las instituciones que han abordado estas temáticas desde el punto de vista de la revisión e investigación de las dimensiones de la vulnerabilidad, amenaza y riesgos, que concurren con su información y conocimiento empírico y académico”, agregó.
Padilla precisó además que “organismos internacionales concurren a formular propuestas en la fenomenología de los desastres en sus diferentes escenarios, como por ejemplo, la Oficina de Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres (UNDRR), el cual marca un proceso evolutivo que refleja los cambios y las nuevas tendencias en el campo de la reducción de desastres”.
La información y la educación también cumplen un rol en esta materia. “Los profesionales, técnicos, ciudadanía y medios de comunicación con responsabilidad ética son los que deben asumir y cargar con la preparación de la información de estos eventos. En simples palabras, ello se debe expresar en información pública disponible atendiendo la prevención y el manejo de las mantenciones de los inmuebles”, expresó.
Por último, para Uriel Padilla es también importante generar planes que puntualicen sus esfuerzos en a la revisión de las viviendas antiguas del Puerto, a través de subsidios y alianzas incluso, con universidades.
“Año a año hay un tropiezo en los incendios, tanto forestales como urbanos y en ese sentido, no hay nada que pueda decirnos que esto no pueda seguir ocurriendo, en términos de que la prevención no está, en mi opinión, organizada, en donde todos los actores puedan estar conversando para generar planes y programas que apunten a: en primer lugar, el tema de la difusión de los sectores de mayor vulnerabilidad y segundo, una ordenanza, a nivel país, que se enfoque en el tema de las revisiones de las viviendas antiguas”, aseguró.
Finalmente, el experto añadió que “se ha identificado que las viviendas en Valparaíso, la recurrencia de incendios han sido por instalaciones defectuosas y de sobreuso del sistema eléctrico. Por lo tanto, debemos priorizar un subsidio en el diagnóstico, en la evaluación, en un proyecto de esa índole, para abordarlo desde el manejo de territorio”.