“Compré una propiedad nueva para evitarme problemas. Adquiriendo una unidad antigua puede existir algún tipo de inconvenientes. Uno confía en lo que está comprando. Pero no me imaginé nunca que podía atravesar algo así: ha sido súper humillante y agotador”, expone la matrona Romina Quiroz (36), una de las vecinas afectadas por la situación del condominio Terrazas del Sol I de Quilpué, un proyecto habitacional de 29 casas que fueron entregadas en 2014, y que hoy presentan graves daños estructurales.
La profesional recepcionó la unidad de 70 metros cuadrados construidos (dos pisos, tres habitaciones y tres baños) en septiembre de ese año, y la fecha le han ocurrido unas 17 filtraciones de agua. “Antes de adquirir la vivienda, solicité un informe a la constructora Ramco con especificaciones técnicas respecto a la propiedad. En él se informó que el primer piso era de ladrillo y el segundo de metalcom: esa es la composición de la estructura de la casa. Al momento de recibirla parecía que estaba todo bien”, recuerda.
Sin embargo, su pesadilla comenzó al mes siguiente. En octubre le sucedió la primera filtración. “Eran cosas menores, problemas de sellos y ventanas. Pero luego las filtraciones comenzaron a crecer. Hubo filtraciones en el WC, tina, pared de la cocina, baños, ventanas, shaft cocina, logia cocina, entre otros”, detalla.
“La filtración de ventanas fueron las iniciales: la primera lluvia se filtró por esa zona. Desde que ellos construyeron no hicieron la mantención o les quedaron orificios sin tapar. Todas las filtraciones que he tenido han sido por cañería. Los problemas han sido por roturas en cañerías, fisuras en codos, uniones en T, y todo eso ha generado que se filtre el agua”, específica.
En todo caso, menciona que la inmobiliaria en todo momento se ha hecho responsable, incluso hasta después de la demanda que interpuso la comunidad. “Pensábamos que una vez demandados iban a dejar de venir. Hasta el día de hoy han seguido viniendo. Hace dos días vino una camioneta, ya que siguen teniendo filtraciones mis vecinos. En mi caso han respondido. Pero me ha tocado pelear con muchos de ellos. No ha sido fácil, ya que no siempre han querido ceder. En principio no se querían hacer responsables del cambio de piso. Tampoco querían hacer las terminaciones como corresponden. Llegué hablar hasta con el jefe del jefe para que vieran a qué grado era el daño. No ha sido de buenas a primeras que ellos quieran responder”, aclara.
Sigue: “la filtración más grande que tuve fue en pleno invierno: se rompió una de las cañerías que atraviesa los dos baños. El agua mojó todo el piso flotante, la losa, los pisos de los clósets. Tuve que poner estufas y ventiladores para que la losa se seque más rápido. Me tuvieron que romper murallas, sacar el clóset completo, desmantelar mi habitación. Tuvieron que sacarme todo el piso flotante. Fueron dos semanas de arreglo. Me tuve que ir a la casa de mis suegros para que ellos trabajaran. Tuve que salir con todo de mi casa para que hicieran los arreglos. Ahí rompieron todo. Fue tremendo ver que tu casa nueva la estaban rompiendo. Después no quedó nada como antes: se notaba la unión de las paredes. Si bien ellos responden, el trabajo de ellos no es satisfactorio”, profundiza.
¿Cómo le afecta en lo personal? “Ha sido muy agotador todo este proceso. No es una vivienda barata. El costo fue sobre las 2000 UF. Recuerdo que una vez uno de los arquitectos de la constructora le dijo a otra vecina afectada que eso era lo que nos alcanzaba para comprar: fue súper altanero y humillante. Uno se esfuerza por comprar una casa nueva. Realmente ha sido desgastante toda esta situación. Escucho un ruido de filtración y realmente es traumático para mí. Sé que tengo que pedir permiso en mi trabajo, esperar a que ellos puedan venir y me rompan cosas”, responde afectada.
Indemnización
Muchos son los vecinos afectados con esta situación. Cuenta que uno de ellos detectó que una de sus paredes carecía de lana mineral, que es lo que contribuye al aislamiento. A su vez, dice que han tenido que desembolsar mucho dinero por su cuenta para llevar a cabo la demanda judicial, como también los gastos asociados a las filtraciones.
“Contratamos un perito especializado en construcción el cual observó la situación de cada una de las viviendas. Elaboró un informe con fotografías, videos, y todo lo que teníamos de respaldo. Cada uno de nosotros ha tenido que desembolsar una gran cantidad de dinero para poder solventar, y todavía nos faltan gastos por pagar. Si redondeamos, yo creo que vamos pagando sobre el $1.000.000 por cada uno. Hay cosas que hemos tenido que pagar del monto común, como lo es lo del abogado y el perito”, señala.
La comunidad, por su parte, también ha presentado problemas en áreas comunes. “Hace poco tuvimos una filtración muy grande. Estábamos perdiendo una tonelada de agua. Teníamos una pérdida y no la sabíamos identificar. Tuvimos que pagar más de un millón de pesos para que encontrara donde estaba la fuga”, indica.
¿Qué buscan con la demanda? “Buscamos una indemnización por parte de la constructora para poder hacer el trabajo en nuestras casas y así garantizar que un futuro no vamos a tener problemas. Intentamos llegar a acuerdos previos. Admiten que hay un problema, pero no es por mala ejecución de trabajos. De hecho, en algún momento culparon a la empresa sanitaria de agua. Ellos querían pagarnos $1.000.000 a cada uno de nosotros y extendernos la garantía por 2 años. Pero no es suficiente. Hay viviendas que han cambiado el ramal de las cañerías a cobre y les salió alrededor de $1.800.000 por cuenta de cada unidad”.
“Buscamos que ellos se hagan cargo. En dos años más se pueden desentender y vamos a seguir teniendo problemas por filtraciones, teniendo que costear con nuestros bolsillos las reparaciones. Es por eso que no aceptamos su acuerdo y seguimos adelante. Llevamos dos años en el juicio. Y realmente ha sido un proceso agotador. Con pandemia se ha hecho más largo. Tampoco puedo vender la casa. Estamos en un proceso de juicio y no se puede vender con un problema. La demanda busca $20.0000.000 por cada unidad”, revela.
Por último, da cuenta que el juicio está en etapa probatoria, donde el perito puede demorarse entre tres a seis meses en preparar el informe: “Recién para fines de año podemos quizás tener una solución”.
“Ramco es una empresa de la zona que anteriormente se especializaba en obras mayores. Nosotros fuimos su primer proyecto residencial. Ahora tiene propiedades en Quilpué, Limache y Valparaíso. Antes ni siquiera tenían un equipo de postventa bien formado. La idea con esto es alarmar a otras personas que tengan cuidado cuando compran sus propiedades. Deben fijarse en todos los detalles a la hora de recibir su unidad”, finaliza.
Diarioinmobiliario.com intentó comunicarse vía telefónica y por Whatsapp con la empresa aludida. No obstante, la compañía no contestó el llamado.
(Texto y foto: Diario Inmobiliario).