Profundo impacto causó en las últimas horas la noticia de la muerte de un alumno de tercero medio del liceo José Francisco Vergara de Viña del Mar, quien sufrió un sorpresivo paro cardiorrespiratorio mientras estaba en su clase de Educación Física al interior de ese establecimiento.
No obstante, este lamentable episodio no representa una novedad, ya que en noviembre del año pasado una estudiante de la misma edad murió al interior de un gimnasio de la comuna de Villa Alemana, mientras practicaba una exigente rutina de ejercicios.
Estos decesos se suman a otros de similares características ocurridos en el último tiempo en Chile y, también, en otros países, los cuales han afectado tanto a jóvenes desconocidos como a connotados deportistas de alto nivel.
En opinión del médico cardiólogo y director del Laboratorio Experimental de Cardiología de la Escuela de Medicina de la Universidad de Valparaíso (UV), Rienzi Díaz, detrás de este tipo de situaciones suelen existir ciertas patologías del corazón difíciles de detectar y que son la primera causa de muerte súbita en gente de entre 15 y 40 años, aparentemente sana, que hace ejercicio e incluso en atletas consumados.
Se trata de la miocardiopatía hipertrófica, la displasia arritmogénica y la enfermedad congénita de las arterias coronarias.
“La miocardiopatía hipertrófica está asociada a un cierto patrón genético y puede no dar síntomas. A su vez, la displasia arritmogénica del ventrículo derecho se caracteriza por generar arritmias ventriculares complejas, mientras que la enfermedad congénita de las arterias coronarias afecta a personas que nacen con una arteria anómala o que tiene un trayecto anómalo y que cuando la persona hace ejercicio en forma extrema el flujo coronario se puede alterar y, como resultado de ello, el paciente desarrolla una isquemia que deriva en una arritmia ventricular. Todas ellas conforman la primera causa de muerte súbita. Los ciclistas y los futbolistas son los más afectados por ellas”, precisa el director del Laboratorio Experimental de Cardiología de la Escuela de Medicina de la Universidad de Valparaíso.
El especialista explica que a lo anterior se deben añadir algunos factores de riesgo que elevan la posibilidad de que una persona joven sufra un paro cardiorrespiratorio mientras practica ejercicios, entre los cuales destaca a la hipertensión arterial, la diabetes, la obesidad, el tabaquismo y el colesterol alto.
“Las personas que padecen alguna de estas condiciones son más propensas a sufrir problemas cardiacos si practican ejercicio por primera vez o deciden retomar la actividad física después de mucho tiempo. Quien esté afectado por alguna de ellas debe tomar en cuenta esto y hacerse una evaluación o examen antes de iniciar una rutina de ejercicios. Muchas veces los jóvenes creen que por su edad están menos expuestos a sufrir un problema cordiaco o un infarto, pero eso no es así, por lo que la recomendación es que se hagan un chequeo” afirma el doctor Díaz.
¿Cómo diagnosticarlas?
Por sus características, estas patologías muchas veces pasan inadvertidas hasta que sin previo aviso ocurre un episodio que por lo general termina siendo mortal. No obstante, el doctor Rienzi Díaz advierte que hay varios exámenes que son capaces de detectarlas a tiempo. Entre ellos menciona el electrocardiograma de reposo y el electrocardiograma de ejercicio o test de esfuerzo.
“En general, si una persona tiene una miocardiopatía o una enfermedad coronaria puede producir alteración del flujo coronario que -a su vez- puede ser detectado por estos exámenes, aunque en ocasiones no son diagnósticos y constituyen los llamados falsos negativos. Otros exámenes complementarios que pueden ser considerados son la ecocardiografía, que habitualmente es diagnóstico para la miocardiopatía hipertrófica o la displasia arritmogénica. Por último, está el escáner de las arterias coronarias o coronariografía no invasiva, que es el examen ideal para detectar anomalías de arterias coronarias y que si se aplicara teóricamente a todo deportista se podría prevenir la muerte por esta causa. En síntesis, para estas patologías que por lo general no presentan síntomas y a veces son difíciles de diagnosticar existe una batería de exámenes que permiten detectarlas de manera oportuna”, argumenta el médico cardiólogo de la UV.
Baja prevalencia
A pesar de que encierran un riesgo alto de mortalidad, estos males no son comunes. En efecto, su prevalencia es baja en la población general, siendo la miocardiopatía hipertrófica la más frecuente.
El problema con ellas es que pueden afectar a gente joven antes de que comiencen a hacer ejercicio, ya sea por primera vez o en forma esporádica, e incluso cuando lo hace de manera sistemática.
“Por eso es importante y necesario que quienes decidan realizar actividad física se realicen en forma previa un chequeo completo para conocer cuál es su real condición cardiaca, independiente de la edad y más todavía si se trata de personas sedentarias y obesas, o que tienen factores de riesgo asociados, que acuden por primera vez a un gimnasio o deciden iniciar por sí solos una rutina de ejercicios”, concluye el médico Rienzi Díaz.