Por José Ossandón
Periodista y director de La Región Hoy
No más AFP. Es el slogan que hemos venido escuchando insistentemente por los medios de comunicación, por las redes sociales y en especial por las calles de todo el país. Antes que se produjera el estallido social, el 18 de octubre de 2019, miles de chilenos ya marchaban cada domingo por las principales vías de las ciudades pidiendo “a grito pela´o” el fin del actual sistema de ahorro previsional, un mecanismo de corte de dinero mensual de los ingresos de los trabajadores que, desde su origen —terminando los años oscuros de la Dictadura Militar—, ha recibido más abucheos que aplausos.
Y con justa razón.
Si bien la idea de las AFPs era reunir los ahorros de los trabajadores para que, en el futuro, una vez pensionados, sus últimos años fueran de júbilo, el proyecto terminó siendo una caja pagadora para compañías de seguro y un botín para empresas emprendedoras relacionadas con las altas esferas del poder de Chile y el mundo.
¿Dónde está mi dinero? Se preguntaba el ciudadano mientras veía que sus ahorros se transformaban en polvo de estrellas en el planeta virtual. Algunos, si no es que los más, afirmaban pies juntos que esas platas se fueron al carajo, que no están, que se las llevaron en carretilla de oro a las grandes compañías nacionales e internacionales… Entonces llegó la pandemia de la COVID-19.
Y la olla se destapó.
¡El dinero estaba! Sí, señoras y señores, ¡el dinero sí estaba, no contante y sonante, pero existía y gozaba de buena salud financiera!
Desde el 2020 que la mayoría de los chilenos hemos hecho retiro del 10 por ciento de los ahorros previsionales contra la oposición de aquellos políticos que creen que sacarlos es “una mala idea”, como si su creación haya sido la mejor de todas.
En el Congreso, por un lado, parlamentarios de la ex Nueva Mayoría, del Frente Amplio y varios del entonces Oficialismo, apoyaban esta medida de respaldo económico; mientras que, por el otro, la Derecha y algunos DC se resistían a “esta mala idea”. En tanto que en La Moneda el Presidente Sebastián Piñera (con menos respaldo que taburete de bar), sus asesores y ministros preparaban las ofensivas legales y constitucionales para que esos dineros no se tocaran por nada en el mundo.
Recordemos que si no fuera por el voto de rechazo de la exsenadora DC, Carolina Goic, los chilenos habríamos procedido a efectuar un cuarto retiro.
Sin embargo, eso no pasó.
Esta semana en Valparaíso los gremios de los conductores de microbuses de la región, más la compañía de organismos de la sociedad civil, salieron a las calles a pedirle al nuevo gobierno dos cosas: que se nombre ¡ya! al seremi de Transportes y que se apliquen las medidas suficientes para que la comunidad disponga de más micros… Esta parte del país atraviesa por una crisis de seguridad pública, especialmente en la parte alta de Valparaíso y Viña del Mar, que ha generado, y con mucha razón, la resistencia de muchos choferes de la locomoción colectiva a trabajar por estás áreas urbanas por temor a ser atacados por antisociales que se suben a los vehículos con armas de fuego de alto calibre.
“La verdad es que no existe garantía para trabajar de tal manera”, dijo Óscar Cantero, dirigente gremial de los conductores microbuseros de la zona central del país.
Al igual a lo que está ocurriendo hoy en el Congreso, con una nueva discusión de si se debe o no seguir presentando en la Cámara anteproyectos de retiro previsional, pues esta semana el Parlamento dio luz verde para que se discutan siete propuestas presentadas por parlamentarios de todas las coaliciones, los conductores de la locomoción colectiva mayor están inquietos con las medidas que el gobierno de Gabriel Boric elabora en materia de seguridad civil. Como cuenta un chiste: “Una señora sube a una micro y se encuentra con que los asientos están todos ocupados. Entonces la mujer dice: En mis tiempos sobraban los caballeros. Y un señor responde: Señora, si varones sobramos, lo que faltan son asientos”.
Microbuses sobran. Conductores sobran. Ideas sobran. El dinero recaudado por las AFPs sobra (son millonarias las utilidades que se generan en ese sistema). Al parecer lo que falta es consecuencia, muchas veces perdida en el éter de la política nacional (no puedes en diciembre, en el proceso de cuarto retiro, decir que sacar tus ahorros es buena idea, y en marzo, sentado en la otra vereda, afirmar tajante que hacerlo es “una mala idea”).
Falta voluntad por entender cómo realmente funcionan las cosas, los que algunos llaman empatía. Falta coherencia en el discurso, definitivamente, pues no pueden insistir en que llevemos mascarilla y que nos sigamos vacunando contra la COVID-19, para luego decirnos que “no habrá más retiros porque estamos en otros tiempos”, a propósito del avance de la pandemia.
Es el momento de que las autoridades nos hablen claro y no como si fuéramos niños. El Gobierno debe explicar bien de qué se trata esto de la reforma previsional, porque el otro día las palabras de la ministra del Trabajo, Jeannette Jara, respecto de eso, dejaron más dudas que aciertos. Entiendo que la idea de Boric es terminar durante su periodo con las AFP, como lo demanda la mayoría de los chilenos, pero mientras creará un nuevo sistema que incluye el ahorro personal individual y los aportes de los empleadores y del Estado.
El Presidente lo aclaró en su campaña: no habrá expropiación de los fondos. Es imposible, pues existen contratos con compañías internacionales entre otros convenios adquiridos durante todos estos años, desde que se crearon las AFPs.
Por eso es importante que los chilenos sepan, tras cuatro años de caos comunicacional y político, hacia dónde va la micro esta vez.
(Foto principal: https://www.marathon-health.com)