Por Silvio Becerra Fuica
Profesor de Filosofía
Durante el presente mes de abril, como es de público conocimiento, se celebró mundialmente el día internacional del libro. Esta celebración fue promovida y establecida por la UNESCO el día 23 de abril de 1988, entidad que también, en coordinación con diferentes organizaciones del mundo, llevaron a que se instaurara el Día Mundial del Libro y del Derecho de Autor; con el fin de impulsar la creatividad, diversidad e igualdad, en el ámbito del conocimiento.
Año por año, es seleccionada una ciudad del mundo, para ser considerada la Capital del Libro, en esta ocasión la nominación recayó en la ciudad de Guadalajara, México.
Nuestro país, como en años anteriores, no estuvo ausente ni ajeno ante esta importante fecha, llevando a efecto una gran diversidad de actividades a lo largo del territorio nacional durante todo el mes de abril, entre las cuales se pueden mencionar charlas, lanzamientos de libros, entrevistas, conversatorios, cuenta cuentos, clubes de lectura, convocatorias, ferias de libros y otras; todas estas, actividades gratuitas, algunas de ellas presenciales y otras de manera virtual, las que contaron con una nutrida participación de la gente, en una transversalidad que muestra a todos los grupos etarios.
Lo anterior es una muestra que, de una u otra forma, en la raigambre de nuestro pueblo existe el interés por este tipo de actividades, y que, sin duda, se valora la importancia que tienen los libros y por supuesto su lectura.
Si bien es importante celebrar el día del libro, el 23 de abril de cada año, lo que es muy loable por su gran significación, también resulta sano y responsable hacerse la pregunta y a la vez reflexionarla; ¿por qué tenemos que centrar nuestro interés por los libros, sólo en un día o un mes determinado, sin que en el resto del año se note el mismo entusiasmo? La lógica cotidiana pareciera indicarnos, -por la trascendencia que involucra al mundo del libro y de la escritura en el desarrollo de la humanidad- que, en la actualidad, más que nunca, se requiere volcar muestra mirada y nuestra perspicaz consciencia, hacia el libro, que representa simbólicamente, una especie de portal, que nos permite pasar desde la oscuridad a la luz, desde la potencia a la acción, desde la ignorancia al conocimiento.
Esta constituye sin duda, por una parte, una gran tarea de orden educacional, pudiendo comenzar en los propios hogares, concentrando con el ejemplo, el interés en los niños, que en este caso habrán de ser los mayores beneficiados con la lectura de libros, considerando su gran curiosidad y receptividad, que a la par con la diversidad de mundos y fantasías que el libro ofrece, les permitirá entender o enfrentar de mejor manera la realidad del presente, como asimismo una preparación para un abstracto futuro. Por otra parte, como una extensión de la propia casa, correspondería al Estado la responsabilidad de tomar acciones al respecto, mediante políticas educacionales públicas adecuadas y pertinentes, que, al ser aplicadas al educando, logren concitar y motivar en éstos, un real interés por los libros y su lectura, que se manifieste como una forma de vida y de verdadero disfrute.
Leer libros ha sido siempre una forma de autoeducación, que permite al que lee, ir formando su personalidad, consolidando una actitud y espíritu crítico, frente a lo que sus pares o la sociedad misma propone en forma permanente. Tan importante es la lectura, que metafóricamente, es posible considerarla un importante crisol, capaz de formar tipos de personas y futuros profesionales y artistas, en un amplio espectro, según sea la sabia y la semilla que en suerte les fue entregada.
Enfrente de todas las bondades que un libro puede entregar, resulta paradójico, que, en nuestro país, por muchas razones se lea poco o nada, considerando el universo total de sus habitantes. Más preocupante aún, es que muchos de los que leen, los estudiantes por ejemplo, no logren los objetivos que las instancias educativas del Estado, pretenden alcanzar con la lectura, tanto es así, que estos manifiestan una creciente disminución de la capacidad de comprensión lectora. Pues esta es una realidad palpable, la que no se puede negar; ante la cual las autoridades educacionales deberían poner ojo y reaccionar con rapidez, con el fin de buscar las causas últimas, que han permitido que estos resultados sean un tanto menguados, en relación con la lectura de libros y la comprensión lectora por parte de los estudiantes, intentando generar planes y programas, que permitan mejorar estos índices, en los cuales, debería haber instancias de participación de la comunidad.
Cabe destacar que en Chile se han dado a conocer por parte del Estado, algunos ingentes esfuerzos tendientes a superar esta infausta realidad que toca a nuestros estudiantes, a través del lanzamiento de un Plan Nacional de Fomento de la Lectura, como también algunos planes de nivel regional; los que teóricamente llegan en forma positiva a las mentes de quienes las leen y conocen; pero en su aplicación práctica, por algún motivo desconocido, los resultados no han sido los esperados, pues no han logrado revertir la situación actual, especialmente en lo que tiene que ver con el mejoramiento de la capacidad de comprensión lectora, de todos aquellos ciudadanos que en algún momento, por obligación o por placer deben dedicar parte de su tiempo a la lectura.
En este contexto, el día 29 de abril, el sello editorial de la Universidad de Valparaíso, llevó adelante un encuentro participativo, denominado ¿Cómo conectar los libros con la comunidad?, pensando en la elaboración conjunta, con los participantes de este encuentro, de un plan de fomento de la lectura de la editorial UV, que permita generar instancias de encuentros entre la comunidad y los libros, de una manera diferente a como se ha enfrentado el tema hasta el día de hoy, diferencia que se puede apreciar, al observar que tanto los participantes convocados, como los integrantes de la editorial, se perciben en un mismo plano -horizontal- lo que facilita y posibilita la comunicación y el entendimiento, respecto al objetivo que se desea cumplir; pues todas las ideas y propuestas hechas por los participantes -que son parte de la comunidad-, son la base de este proyecto de fomento de la lectura.
Finalmente, es adecuado reconocer que el acceso al libro y su lectura, son una de las principales claves para el desarrollo y el progreso de las sociedades y por lo tanto actividades como la realizada por la editorial UV, son meritorias, por lo que aportan a la comunidad; lo que se traduce en personas mejor informadas, más reflexivas, más críticas, más empáticas y conscientes de su rol social, lo que constituye la expresión del rol de la universidad, no solo al interior de sus aulas, sino que también en sus planes y programas de vinculación con el medio o comunidad.
(Foto: La mente es maravillosa)