Las autoridades sanitarias de España, Portugal, Reino Unido, Canadá y Estados Unidos confirmaron en la últimas horas decenas de casos de personas contagiadas con la “viruela del mono”, enfermedad de origen zoonótico emparentada con la viruela común (erradicada en 1980) que se considera endémica en algunas zonas de África Central y Occidental, pero de la que apenas hay registros fuera de ese continente.
La noticia ha generado preocupación a nivel internacional, ya que si bien no se trata de una patología particularmente contagiosa ni mortal, el hecho de que se estén produciendo eventuales brotes en países donde hasta ayer ésta no existía es una señal que -a juicio de diversos expertos- no se puede ignorar, más después de lo sucedido con la COVID-19.
Para el médico infectólogo Rodrigo Cruz, director del Centro de Diagnóstico e Investigación de Enfermedades Infecciosas (CDIEI) de la Facultad de Medicina de la Universidad de Valparaíso, los factores principales que gatillan la aparición de las nuevas enfermedades que están surgiendo hoy en el mundo, muchas de las cuales son de alta transmisibilidad, son la mayor cercanía del ser humano con animales silvestres, debido a la invasión de sus hábitat (en su mayor parte tropicales), su caza o captura, al contacto de estos con animales de granja y, también, la mayor interconexión global.
“La viruela del mono es causada por un ortopoxvirus que produce un cuadro infeccioso similar a la viruela común, que se contrae tras el contacto directo con un primate y que luego el infectado puede transmitir a otras personas a través de secreciones. Se la diagnosticó recién en 1970 en la República Democrática del Congo (RDC), desde donde se ha extendido a otras regiones de África, aunque en los últimos años han surgido casos fuera de ese continente, pero acotados. Esto se debe a dos motivos principales, una conectividad extrema -potenciada por los vuelos en avión- y que favorece que cualquier persona pueda viajar de un extremo a otro del planeta en no más de 24 horas, y la disminución de la inmunidad de ciertas poblaciones, fenómeno asociado a la interrupción de la vacunación contra ciertas enfermedades, lo que en definitiva favorece la aparición o el resurgimiento de ciertos agentes patógenos”, precisó el especialista del CDIEI-UV.
«Hay que estar atentos»
Por lo anterior, y a raíz de lo ocurrido con la pandemia de SARS-Cov-2, el doctor Cruz advierte que no se debe subestimar la importancia para la salud pública de la aparición de un brote de “viruela del mono”.
“Esto no implica ser alarmistas, sino estar atentos y reforzar los sistemas de monitoreo y alerta de nivel internacional y nacional que vigilan y detectan tempranamente casos y brotes de importancia en la salud pública. En Chile, junto con reforzar estos mecanismos en nuestras fronteras, en especial en terminales portuarios y aéreos, se debería procurar que los equipos sanitarios y las personas en general conozcan desde ya la epidemiología de esta enfermedad, para que puedan reaccionar a tiempo en el caso de que algún paciente presente el cuadro clínico característico”, precisa el médico infectólogo.
Para Cruz, al tratarse la “viruela del mono” de una enfermedad que se puede transmitir de persona a persona, ninguna medida de prevención está de más.
La “viruela del mono” suele afectar en mayor medida a personas jóvenes, de entre 21 y 30 años. Su tasa de mortalidad es cercana al 1 %, aunque en algunas zonas de África ha llegado a superar el 10%.
Sus síntomas característicos son fiebre alta persistente y la aparición días después de brotes en la piel similares al de la varicela.