En los últimos años, la investigación se ha centrado en el fuerte aumento del efecto del entrenamiento físico con intervalos de alta intensidad (HIIT) en la función cognitiva. Sin embargo, poco se sabe sobre sus efectos en la función ejecutiva de niños y adolescentes.
Las funciones ejecutivas son una serie de procesos cognitivos que se encargan de organizar y coordinar comportamientos para realizar tareas complejas, especialmente, las que escapan de las rutinas.
Tres son las funciones ejecutivas fundamentales: el control inhibitorio, que es la capacidad de concentrarse en una información específica; la memoria de trabajo, que es la capacidad de retener información en la mente para trabajar con ella; y la flexibilidad cognitiva, que es la capacidad de cambiar sin resistencia las representaciones mentales entre dos tareas demandadas.
Un último estudio dirigido por el académico de la Facultad de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte de la Universidad de Playa Ancha (UPLA), doctor Tomás Reyes Amigo, evidenció que la participación en un programa de actividad física de alta intensidad puede mejorar las funciones ejecutivas de niños y adolescentes, específicamente, en la memoria de trabajo.
“A pesar de la creciente evidencia en la literatura que demuestra la asociación positiva entre la actividad física, la cognición y la función cerebral, así como sus beneficios sobre la función cognitiva en la niñez, la edad adulta y los ancianos, faltaba una revisión sistemática y un metanálisis que evaluara cómo impactan los ejercicios de alta intensidad en las funciones ejecutivas en niños y adolescentes”, sostuvo el investigador UPLA tras la publicación de los resultados en la revista científica Physical Activity Review.
Investigación bibliográfica
Reyes junto a investigadores de la Universidad de Playa Ancha, de Porto en Portugal, Tolima de Colombia y la Pontificia Universidad Católica de Chile, realizaron una acuciosa búsqueda bibliográfica en las bases de datos PubMed, Web of Science, Scopus y EBSCOhost.
Examinaron 295 estudios para recoger evidencia sobre cómo afecta el ejercicio físico de alta intensidad en las funciones ejecutivas en niños y jóvenes.
Para que se entienda —dijo—, el entrenamiento de intervalos de alta intensidad (HIIT) consiste en episodios relativamente breves de actividad física vigorosa, intercalados con períodos breves de descanso o actividad física de baja intensidad para la recuperación.
“Nuestro estudio lo que hace es proporcionar evidencia que sugiere que la participación en un programa de ejercicio físico de alta intensidad puede mejorar en niños y adolescentes la función ejecutiva, específicamente, en la memoria de trabajo. Esto es muy positivo, porque la memoria de trabajo aumenta constantemente durante la infancia, la niñez hasta la adolescencia. Aquello se podría explicar por el hecho de que la actividad física de alta intensidad aumenta la concentración de oxigenación en la corteza prefrontal, que es la región del cerebro asociada con las funciones ejecutivas, mejorando la capacidad de respuesta”, afirmó el académico de la UPLA.
Estos hallazgos, agregó Reyes, tienen implicaciones importantes especialmente para aquellos que buscan diseños de ejercicio físico eficientes en el tiempo, destinados a mejorar las funciones ejecutivas. Aunque este resultado es prometedor, debido al pequeño número de estudios revisados, deben tomarse con cautela y seguir investigando el tema en la infancia y adolescencia.