Cuando parecía que todo volvía a la normalidad en Singapur, uno de los países que se mostraba como ejemplo en el control de la pandemia, se volvieron a encender las alarmas; en pocos días, en el pequeño estado ciudad del sudeste asiático, los contagios habían aumentado a más del doble, y hasta el 20 de abril, se registraban más de 8.000 casos confirmados, la cifra más alta de la región. Esta situación preocupa a las autoridades sanitarias de la OMS ya que los datos parecen indicar que quizás sea difícil que países como Estados Unidos, Europa y el resto del mundo regresen pronto a la “nueva normalidad” por mucho que exista una sensación de que las curvas de contagio muestran en los gráficos un creciente aplanamiento, porque a pesar del supuesto rastreo eficaz y control del brote pandémico, el virus sigue propagándose, contagiando personas de salud vulnerable, como ancianos y adultos con enfermedades crónicas, y matando gente en los hospitales y casa de reposo.
No hay nada más peligroso para la población que una falsa sensación de estabilización de los contagios y la amenaza cierta de que el rebrote pueda sorprender a la gente volviendo a sus trabajos, reuniéndose en los centros comerciales, por mucho que se extremen las medidas de protección sanitaria en las oficinas, transporte público y comercio.
El sólo hecho que exista un clima de relajamiento de las medidas de distanciamiento social y circulación en la vía pública hace deponer las exigencias individuales de autoprotección.
En esta materia el Colegio Médico ha sido enfático y ha insistido en la inconveniencia de apresurar las medidas de regreso a la “nueva normalidad”. Para el Dr. Luis Ignacio de la Torre, presidente del Colegio Médico de Valparaíso “resulta claro que las medidas de distanciamiento social siguen siendo las más efectivas para prevenir los contagios masivos, y en esa línea es como vamos a seguir insistiendo como Colegio Médico que estas medidas no se relajen sino que se mantengan como una forma de prevención, por supuesto en la medida que no aumentemos nuestra capacidad de testeo, y lamentablemente seguimos testeado alrededor de 200 pacientes diarios, cuando debiéramos tratar de estar llegando a cifras de 1.000 o 1.500 en la Región se hace difícil plantear el retorno a las actividades”.
Hoy en Chile, todo el mundo habla de cómo será el retorno a clases, cómo serán los protocolos de apertura del comercio, incluso de la posibilidad de volver a tomar café con los amigos, y el solo hecho de desviar la atención a ese ejercicio de retorno, pone en peligro la concentración de los esfuerzos en seguir controlando la pandemia, aumentar los testeos diarios, acortar el tiempo de entrega de resultados y arbitrar medidas de confinamiento rápidas y eficaces en poblaciones de alto riesgo. Por eso, el peligro no es sólo el virus, sino por sobre todo, la sensación de relajamiento de la población que podría significar acaso lo peor de una crisis sanitaria global que aún está lejos de desaparecer.