Por Nelson Venegas, Diputado del Partido Socialista y presidente de la región de Valparaíso de la colectividad.
Los partidos de izquierda y centroizquierda podrían enfrentar las próximas elecciones al Consejo Constitucional, el 7 de mayo, con dos listas. Listas separadas, como le llaman. En estos días, mediante la prensa, he dado mi punto de vista al respecto y he sido enfático en exponer que soy un firme partidario de ir en una lista única, porque entiendo el momento político que vive el Gobierno: requiere estar sustentado en una alianza política homogénea.
Al fragor de las elecciones suelen aumentar las contradicciones de los bloques contendores, que se hacen más intensas al momento de las campañas y eso puede erosionar las relaciones políticas de los partidos que sustentan al Gobierno.
Dicho lo anterior, si es que se diera esta situación, de ir en dos listas, es conveniente restarle dramatismo, puesto que ponerlo en blanco y negro lo único que hace es tensionar al Gobierno; de manera tal, que si no se logra resolver este tema se puede ver como otro fracaso del Presidente Gabriel Boric y su equipo político.
La inteligencia táctica del Gobierno debe tomar esto en consideración, y en el caso de darse la competencia entre estas dos listas, ver en ello también una oportunidad para ampliar su base de representación hacia los sectores de centro que podrían acercarse a los nuevos referentes políticos que pretenden abordar dicho nicho.
Para el Gobierno lo más importante para lograr homogeneidad detrás de su gestión, es levantar pronto una agenda legislativa que genere aceptación mayoritaria de las fuerzas progresistas existentes en el Congreso, y para eso esta debe ajustarse a la realidad concreta de las y los chilenos en este tiempo.
Algo se ve de esto en lo referente a seguridad ciudadana, reforma tributaria, reforma de pensiones, pero sin duda falta aún más.
El tema constituyente no debe ser concebido como un plebiscito, ni circunscrito a un gobierno de turno determinado, pues la constitución trasciende a los gobiernos.
El momento complejo que viven hoy nuestra instituciones y su legitimidad exigen además estar a la altura republicana que los tiempos demandan.
Nada más contrario a aquello que condicionar acuerdos políticos a la participación en la estructura del Estado.
Se está con el Gobierno porque se apoya un programa y un proyecto político; y se apoya en los momentos buenos y también en los complejos y malos, y sin pedir nada a cambio, esa es la verdadera lealtad.