Inusitado interés ha despertado desde diversos países de nuestro continente e, incluso desde África, una novedosa innovación que en materia de deshidratación de diversos productos ha desarrollado el profesor del Departamento de Ingeniería Mecánica de la Universidad Técnica Federico Santa María, Jaime Espinoza
Deshidratar alimentos gracias a la energía solar es la base de la innovación que el investigador porteño implementó con el fin de extender la vida útil de los productos y así apoyar a los agricultores, iniciativa que ha tenido una muy positiva recepción dentro y fuera de Chile.
Tanto es así que de países como México, Colombia, Perú, Ecuador y Argentina, incluso desde Namibia en África, han requerido la colaboración del académico para que los guíe en la implementación de esta tecnología que al utilizarla mantiene todas las propiedades organolépticas de los productos, es decir, lo que tiene relación con el sabor, color, textura y olor por años.
Como ejemplo, Jaime Espinoza precisó que, desde Zimapán, México, lo contactaron porque tienen intención de deshidratar el nopal (cactus cuyo fruto es la tuna), “la empresa quiere deshidratar varias toneladas del producto, entre 10 o 15, por día, de ahí que la recomendación fue comenzar con una planta piloto de unas 2 toneladas al día para luego multiplicar el sistema. Asimismo, desde Tacna, Perú, ha tenido contactos por la colaboración en el secado de orégano y en Argentina buscan implementar el sistema para el secado de nuez, ya que allá también la secan utilizando gas”.
Techo Solar Activo (TSA)
La tecnología utilizada – comentó el profesor – es simple y surgió producto de la observación y de hacerse las preguntas adecuadas en el lugar indicado. “En el 2012 en el marco de un proyecto de electrificación rural conocí un agricultor que trabajaba con las nueces, quien me indicó que secaba la fruta a no más de 40°C utilizando gas y entre marzo y abril. Esto me llamó la atención, ya que estábamos en Melipilla, ciudad que es muy calurosa en esos meses, por lo que le propuse utilizar el techo de su galpón como fuente de calor”.
Tras este encuentro recomendó pintar el techo negro para captar mejor la radiación solar y sobre éste, instalar un policarbonato transparente: “el aire que se generaría en este espacio sería succionado por un ventilador ubicado en el galpón y el aire caliente pasaría por las nueces secándolas”, explicó Espinoza.
De esta forma, esta intervención en Melipilla se convirtió en el primer proyecto con energía solar, innovación que el profesor Espinoza denominó “Techo Solar Activo” (TSA) que, básicamente, “reduce la humedad de los alimentos transfiriendo la energía calorífica del aire para evaporar y extraer el agua de su interior, lo cual no genera contaminación, produce importantes ahorros de combustible y le da un valor agregado a los alimentos al tener un proceso más amigable con el medio ambiente. Es un deshidratado indirecto, porque el sol no llega directo como la técnica tradicional”.
Equipos
A partir de este primer trabajo, con los años se han ido generando nuevos equipos destinados a diferentes necesidades de agricultores o emprendedores que son el público objetivo de este proyecto, “siempre me ha gustado ayudar y siento que un rol clave de la academia es transferir sus conocimientos a la comunidad”, señaló el profesor del Departamento de Ingeniería Mecánica.
Así, a partir del TSA se creó un Container Deshidratador Solar, cuya capacidad máxima es de mil kilos de producto, cuenta con un programador de encendido y apagado y destaca porque además del techo, las paredes tienen su misma tecnología.
Sin embargo, Jaime Espinoza dijo que emprendedores menores buscaban una tecnología más económica, por lo que en colaboración con INDAP desarrollaron un Container Deshidratador Compacto para deshidratar 400 kilos, a la par de Deshidratadores Solares Unifamiliar para 30 a 40 kilos, de 3 o 1,5 m de largo y apoyado por sistema fotovoltaico.
Por otro lado, está diseñado un mega conteiner con capacidad para 15 toneladas, ventiladores principales y recirculación.