El Gobierno de Chile declinó participar de un inédito proyecto aeroespacial de Israel, el que había sido socializado en varias reuniones con ministros de Estado por el embajador de Israel en Chile, Gil Arztyeli, quien les extendió la invitación para que el país participara de la misión lunar Beresheet 2, de la ONG israelí SpaceIL.
El proyecto también fue presentado en la comisión de Defensa Nacional de la Cámara, el pasado 16 de mayo, donde el embajador explicó que el proyecto «no es un negocio», al ser realizado por una ONG sin fines de lucro, que «está desarrollando una nave espacial que va a aterrizar en la luna, con dos módulos, por la cual hay una invitación a Chile».
El embajador comentó que la iniciativa es un proyecto «nacional y transversal» que busca aportar en temas de educación, ciencias, de Defensa, y con una oportunidad de cooperación público-privado». Así, la idea era enviar una aeronave a la deep space (espacio profundo), no tripulada, para que orbite la luna por hasta cinco años, con dos módulos independientes que alunicen el lado oscuro -algo que sólo China ha logrado- y, el otro, del lado visible de la luna.
De aceptar, Chile sería el décimo país de mundo en llega a esa zona y el único invitado de América Latina. La invitación incluye que Chile envíe hasta cinco ingenieros a Israel para formar parte integral de todo los relacionado al proyecto, y además, enviar un científico para que forme parte del comité científico por dos años, «y que la bandera de Chile esté en los módulos», comentó Arztyeli.
En 2019, la ONG ya había enviado a la luna la Beresheet 1, pero en el último momento, llegando al satélite natural, se estrelló. En tanto, el presupuesto para Beresheet 2 es de US$120 millones, lo que fue calificado como «barato» por parte del embajador, al comparar proyectos similares de otros países que resultan mucho más costosos. De ese monto, Chile debía aportar el 12,5% es decir US$15 millones. Según consigna Ex-Ante, la ministra de Defensa, Maya Fernández, les consultó por la posibilidad de hacer una colaboración público-privada para el financiamiento, por lo que desde la embajada se buscaron otras vías de apoyo como las de la Fundación Libertad Humana.
Así, finalmente el monto que debía aportar el Estado bajó a US$7,5 millones, aproximadamente. Chile argumentó razones económicas El citado medio detalla que el 11 de junio, la ministra de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación, Aisén Etcheverry, rechazó la invitación del embajador de Israel, en su calidad de presidenta de la Comisión Asesora Presidencial en materia espacial.
En el texto, la ministra agradece el ofrecimiento, y señala que se trata de un «reconocimiento a las capacidades científicas y tecnológicas que Chile ha logrado alcanzar en el ámbito espacial». Agrega que el Consejo de Política Espacial «ha concluido que no es viable la participación de Chile, dada la situación económica actual y los costos asociados con este proyecto, Chile lamentablemente no cuenta con los recursos económicos ni los instrumentos presupuestarios necesarios para su financiamiento».
En esa línea, Etcheverry agradeció el apoyo ofrecido por la Fundación Libertad Humana, «pero aún si este se materializara, los requerimientos financieros exceden nuestras capacidades». En la carta, la ministra agrega que, por otra parte, «la exploración espacial ultraterrestre no se encuentra dentro de los planes gubernamentales a corto plazo y nuestras prioridades están centradas en la implementación del Sistema Nacional Satelital, en el cual las empresas de Israel tienen un rol relevante».
Fuente: Emol