Por Silvio Becerra Fuica, Profesor de Filosofía.
Las ciencias en general, tienen un origen común, el que encontramos tácitamente en la siguiente frase. “Cuando afirmamos que comprendemos un conjunto de fenómenos naturales, queremos decir que hemos encontrado una teoría constructiva que los explica”. Esta frase fue dicha por Albert Einstein en su ensayo sobre el tiempo, el espacio y la gravitación.
Si analizamos con atención esta sentencia, encontraremos en ella tres aspectos que son fundamentales no sólo para las ciencias, sino que también para la Teoría del Conocimiento.
El primer aspecto se refiere a la “comprensión” de todo lo que nos rodea y que ha sido una de las inquietudes y obligaciones permanentes del hombre desde sus primeros tiempos. Es preciso decir que el hombre se ha visto “obligado” por la naturaleza que lo rodea, a superarse poco a poco, pues la naturaleza no regala nada al hombre de lo que mantiene en sus entrañas.
Esto nos muestra que la relación hombre-naturaleza desde siempre fue complicada y en especial, para una, de las partes de este binomio -hombre- que se caracteriza por tener en forma latente la infinita capacidad de comprender y descubrir lo que se haya oculto a sus ojos. Asimismo, la otra parte -naturaleza- se caracteriza por cerrarse y ocultar aún más lo que guarda.
Este panorama es el que siempre ha tenido ante sí el hombre, lo que nos hace comprender el carácter obligatorio, de superlativa necesidad y constante superación que le ha tocado vivir. En suma, todo para el hombre es dificultad ancestral: alimentación, abrigo y defensa, por lo cual el imperativo que la naturaleza presenta para la supervivencia de la especie humana es, conocer, descubrir y comprender cada uno de los fenómenos que se dan en la naturaleza.
El segundo y tercer aspecto que habla de una “teoría constructiva” que explica los fenómenos dice relación con la “evolución del hombre” que se caracteriza esencialmente por la capacidad adquirida por éste, para ir superando su relación básica con el medio. El hombre poco a poco ya es capaz de comprender y cambiar el medio.
Históricamente, este proceso consistente en el conocimiento y comprensión del mundo, es la expresión viva del avance del hombre, del origen y desarrollo de su pensar que ha llegado a límites insospechados, tanto es así, que da lugar al nacimiento de las ciencias y de la técnica. Al hablar de ciencia entendemos que el hombre está en situación no sólo de comprender el mundo, sino que también de hacerse una representación teórica de éste, al modo de una “reconstrucción conceptual” del mundo fenoménico en que vive.
Una vez conocido el fenómeno, actúa la “teoría reconstructiva,” que reconstruye el fenómeno desde sus elementos más simples hasta llegar por último a conformar su estructura como fenómeno en su totalidad. Esto permite al lego o al estudioso de disciplinas paralelas, poder utilizar en forma confiable esa teoría, que es una síntesis de conocimientos ya probados como válidos, que pasan a ser fundamento de futuras investigaciones.
Toda teoría, por el carácter del método -científico-, que utiliza para dar solución a problemas, mediante hipótesis comprobables en la práctica; siempre estará expuesta a una evolución y a un cambio, producto de la aprobación o rechazo, que es lo más probable que ocurra, por parte de la comunidad científica que la somete a juicio. Una vez que esta teoría sea refutada o comprobada como falsa, se elabora una nueva teoría, como extensión de la teoría original.
Es de interés de la ciencia, poder demostrar la falsedad de una teoría, pues ese es el momento en que se genera el funcionamiento del motor propio de la metodología científica, que aprovecha la oportunidad de integrar en una nueva teoría, todos aquellos elementos surgidos en el emplazamiento con la realidad práctica. Por ello siempre será posible demostrar que una teoría es falsa o incorrecta, pero lo que no es posible, es demostrar que esta es correcta, pues una teoría siempre será considerada como correcta, hasta que se demuestre lo contrario; que es lo mismo que ocurre en el ámbito de la aplicación de justicia, en el que un imputado de un determinado delito, siempre será considerado inocente (presunción de inocencia), hasta que su culpabilidad sea demostrada.
En síntesis, la frase de Einstein da a entender la importancia de que exista un elemento tan valioso para el hombre como es la teoría, que permite reconstruir conceptualmente esa ida al mundo de los fenómenos naturales o sociales, -lo que valida a los conceptos de teoría y práctica como parte del proceso del conocimiento- los cuales, en primera instancia se nos presentan como incomprensibles, pero al ir estudiando cada fenómeno en particular y su relación con otros fenómenos, abre una brecha que nos permite verlos en su esencia, en lo que verdaderamente son, diferenciándolos de otros fenómenos.