Equipo de Neurología y Medicina Física y Rehabilitación se pusieron la camiseta del ACV para compartir con la comunidad cómo se siente un paciente con secuelas y cómo detectar los síntomas de esta patología, que tiene mejor recuperación mientras antes de detecte y se trate.
¿Cómo se puede expresar la necesidad de tomar agua sin palabras? ¿Cómo se siente una persona que solo tiene una mano funcional para abrochar una chaqueta? Ésta y otras inquietudes abordaron los equipos de Neurología y Medicina Física y Rehabilitación en un stand donde los usuarios y funcionarios conocieron más detalles del Mes del ACV, cuyo lema de este año es Ponte la Camiseta.
El Accidente Cerebro Vascular (ACV) se produce cuando una arteria cerebral que aporta oxígeno y nutrientes al cerebro se obstruye o se rompe, produciendo falta de irrigación, falta de nutrientes, daño y muerte neuronal. Este es un evento de aparición brusca que afecta distintas funciones cerebrales. Es una urgencia tiempo-dependiente, lo cual significa que, mientras antes se reciba atención médica, mayores son las posibilidades de sobrevivir o quedar con menores secuelas.
El tiempo, fundamental para tratar exitosamente un ACV
“En Chile es una de las segundas causas de muerte”, aclara la neuróloga Anita Olivos, referente de ACV del Hospital Dr. Gustavo Fricke. “Y por eso, agrega, es importante poder prevenir esta enfermedad que constituye prácticamente una epidemia que lleva muchos años en Chile y del cual la gente sabe que existe, pero que no toma conciencia que se puede prevenir. Una vez que ya el evento se ha producido, hay instancias en las cuales podemos prevenir que empeoren y eso tiene que ver con las terapias de reperfusión actual que existen, que se llaman de trombolisis cerebral y trombectomía, que pueden ser aportadas en etapas precoces del accidente vascular. Y por eso la gente tiene que saber que existe, que pueden venir a urgencia antes de las 4 horas y media de los síntomas y por lo tanto uno podría evitar la debacle que significa tener una hemiparesia, un déficit del lenguaje o algún otro trastorno que provocan los accidentes vasculares”, afirma la especialista.
Los síntomas, que pueden aparecer individualmente o todos juntos, son: trastorno del habla, es decir, que la persona no pueda comunicarse o lo haga de manera incomprensible, que tenga dificultad para mover un brazo o una pierna y la asimetría facial, que implica que un lado de la cara no se mueve. “Hay que acudir a la urgencia lo antes posible, antes de las 4 horas y media por la posibilidad de que le podamos dar alguna terapia de reperfusión o, si es que no es el caso, los cuidados propios de un accidente vascular que también permiten que esta lesión no sea tan extensa como si se quedan en casa. En los servicios de urgencia, en el selector de pacientes, está entrenada la enfermera que toma los datos para poder destacar cuando esto ocurre y poder alertar al equipo clínico para que avise de la posibilidad de estar presenciando un accidente vascular”.
Por su parte, la Doctora Vivian Moya agrega que: “una gran parte de la población podría cursarlo a lo largo de su vida, no tiene ninguna edad ni discriminación por sexo. Y lo más importante es que los síntomas de identificarse precozmente pueden recibir un tratamiento adecuado para tratar de prevenir en su mayor parte las secuelas neurológicas. Cuando no se trata a tiempo, estos síntomas pueden perdurar y eso puede llevar a una incapacidad motora, inestabilidad de la marcha o problemas para la comunicación con su entorno o en su familia”, aclara.
Rehabilitación desde el primer momento
Desde el momento mismo en que un paciente ingresa a la Unidad de Paciente Crítico tras su atención más inmediata, comienza la rehabilitación. Camila Osorio, terapeuta ocupacional, cuenta que “trabajamos desde la etapa aguda, desde la Unidad de Paciente Crítico hasta unidades de baja complejidad y después continuamos la rehabilitación en el gimnasio ambulatorio, donde es la atención abierta, para luego ser derivados a la red de los CESFAM. Realizamos distintos tipos de ejercicio, actividades, reeducación, movilidad temprana, aprender estrategias de adaptación para nuevas actividades que van a realizar en su vida cotidiana”.
Tamara San Martín, fonoaudióloga, explica que “estamos implementando fonoaudiólogo en la urgencia, tanto en unidades críticas como ambulatorias y de baja complejidad. La idea es trabajar previniendo las dificultades asociadas a los problemas para tragar y a los problemas para comunicarse y para hablar”.
Agregó Tamara que en el stand orientado a la comunidad “estamos mostrando cómo se siente alguien que vive con un accidente cerebrovascular, la dificultad que puede enfrentarse, para que así la gente tome conciencia y también como comunidad sepan cómo acoger a los pacientes que han sufrido un accidente cerebrovascular, cómo poder ayudarlos y pararse de la vereda desde el que tiene alguna discapacidad. Hicimos tres actividades importantes. Una es tratar de comunicarse, pero no verbalmente. O sea, con gestos, por ejemplo, cómo yo puedo explicarle a alguien que quiero ir al baño sin hablar. ¿Cómo me puedo poner un chaleco con una sola mano? ¿Cómo subo la escalera si tengo un pie que no me responde como yo quiero?”.
Casi el 90% de los accidentes cerebro vasculares son prevenibles si se consume alimentación saludable, se evitan la sal y las grasas saturadas, se realiza actividad física, ojalá al aire libre, se controla la presión arterial y la glucemia, se abstiene de fumar y acude a sus controles médicos regularmente, siguiendo las indicaciones de salud.