Diversas pueden ser las señales de que un menor está pasando por una alteración en su conducta relacionada a la comida. En el marco del Día Internacional de la Lucha contra los Trastornos Alimentarios, que se conmemora cada 30 de noviembre, la psicóloga Camila Soto, de Clínica Bupa Santiago, orienta sobre cuándo buscar ayuda y cómo prevenir estos trastornos.
Los estereotipos de belleza más comunes en la sociedad actual suelen vincularse a cuerpos delgados, sin imperfecciones y con medidas que, en ocasiones, distan de la realidad saludable. Esta presión ha contribuido al crecimiento constante de las consultas relacionadas con trastornos alimentarios, haciendo que cada vez sean más los adolescentes que sufren alteraciones en su relación con la comida.
Según un estudio realizado por el Centro de Políticas Públicas de la UC, aproximadamente un 6% de los adolescentes y niños enfrenta trastornos alimentarios – siendo las mujeres las más afectadas con un 55%- quienes manifiestan conductas diversas, como ayuno excesivo, uso de medicamentos para adelgazar, vómitos, laxantes y/o atracones de comida, entre otras.
Señales para preocuparse
Camila Soto, psicóloga de Clínica Bupa Santiago, subraya la importancia de estar atentos a señales psicológicas como cambios en el estado de ánimo, irritabilidad, sensibilidad al entorno, ansiedad o depresión. “Muchas veces las señales son sutiles, por eso debemos estar atentos, existen algunas que se pueden manifestar a nivel personal y otras a nivel social, como aislamiento, evitar actividades relacionadas con comida y la identificación con estándares de belleza inalcanzables. Otro factor para tener en cuenta es un alto nivel de perfeccionismo, que puede darse en diversas aristas de la vida del paciente, como en lo personal, académico y/o de rendimiento.”, señala la psicóloga.
Además, detalla que se debe poner atención a algunos indicadores como la preocupación excesiva por el peso y la forma corporal, ejercicio compulsivo y cambios en el patrón de alimentación, como por ejemplo evitar ciertos alimentos, comer en secreto, conteo de calorías, saltarse comidas, adoptar dietas muy estrictas autoimpuestas o atracones de comida.
Las claves para un buen acompañamiento
En los trastornos de conducta alimentaria, el apoyo de la familia y de profesionales es muy importante para la recuperación. En este contexto, la psicóloga indica que algunas estrategias de abordaje son:
- Profesionales ad hoc: siempre buscar ayuda de parte de profesionales capacitados en el tema, como un médico nutriólogo, psiquiatra, nutricionista o psicólogo especialista, con enfoque integral y multidisciplinario.
- Informarse a fondo: aprender sobre este tipo de trastornos, para ofrecer un apoyo asertivo. Evitar hacer comentarios negativos sobre la comida o el peso.
- Comer en familia: tener espacios de comida en familia, al menos una al día, donde se pueda compartir día a día. Para un paciente con trastorno alimentario, suele ser muy angustiante comer, por lo que acompañar este proceso puede ser de gran ayuda.
- Fomentar un ambiente de apoyo: la comprensión es fundamental, por lo que es importante crear espacios de diálogo, validar sus sentimientos y atender a las preocupaciones, ya que son aspectos claves para promover un ambiente de apoyo.
- Evitar comentarios sobre el cuerpo: estos pueden tener un impacto significativo en el autoestima y percepción de sí mismos, pudiendo afectar directamente en la salud mental de la persona. «Familia o amigos pueden realizar comentarios inadecuados y juicios sobre la apariencia de ellos, por lo que es importante evitar frases tales como, ‘has subido de peso este último tiempo’, ‘delgada te ves mejor, deberías seguir así’”, aclara la experta.
Tipos de tratamientos
En cuanto a los tratamientos disponibles, la experta asegura que depende del tipo de trastorno y los síntomas específicos de cada paciente. “En la actualidad, se aborda generalmente con terapia psicológica especializada en trastornos de la conducta alimentaria más tratamiento farmacológico, ante lo que es importante realizar una evaluación acabada de la sintomatología presentada. Al ser un tratamiento multidisciplinario, es imprescindible la evaluación psiquiátrica, ya que en muchos pacientes la farmacoterapia puede ser un gran aliado para tratar comorbilidades como la depresión, pensamientos obsesivos y ansiedad”. Y, por otro lado, agrega Camila Soto, está la terapia nutricional, que es clave para la recuperación, a fin de lograr patrones alimentarios saludables y equilibrados.
“Es importante recordar que mientras más precoz sea la intervención, mejor será el pronóstico. Son trastornos que en general comienzan en la adolescencia, sobre todo cuando empiezan los cambios corporales, hormonales, sociales, intelectuales y de índole sexual. Por lo tanto, la prevención es clave”, puntualiza la psicóloga de Clínica Bupa Santiago.