El ente financiero definió la creación de nuevos billetes, posiblemente de 20.000 y 50.000, para igualar la denominación actual con los valores y costos de la vida en Argentina, especialmente después de años de altas cifras inflacionarias. Además, las encuestas midieron su imagen presidencial a días de asumir, entregando interesantes datos sobre el tiempo que la ciudadanía lo esperará.
Una política monetaria que se arrastra de la administración anterior, sumado a los disímiles costos en la vida trasandina -con el transporte subvencionado, por ejemplo, pero otras áreas no-, llevaron al Banco Central de la República Argentina (BCRA) al lanzamiento de billetes de mayor denominación para hacer calzar los precios en supermercados, negocios y farmacias, con la moneda física de la que disponen los ciudadanos.
El Banco Central, vilipendiado por el presidente libertario Javier Milei, ya tiene preparado el lanzamiento de dos nuevos papeles de 20.000 y 50.000 pesos argentinos. La razón se debe a que en el país vecino una actividad tan cotidiana como ir de compras al supermercado conlleva el andar con grandes fajos de dinero. Es más, no es raro observar en los negocios contadores de dinero para hacer la labor más sencilla y expedita.
Los hechos explican la situación: la inflación desatada –que durante la gestión del expresidente Mauricio Macri escaló un 300% en sus cuatro años, y durante la de Alberto Fernández llegó a la histórica cifra de 744%– y la baja denominación de su moneda, con billetes que se mueven entre los 10 y los 2.000 pesos argentinos, sin embargo, son los de 1.000 los con mayor circulación.
Esto, sumado a los actuales precios de los productos básicos, hace que el pago de una visita al supermercado que ronde los 40.000 signifiquen el contar con al menos 40 billetes, que deben ser contados por el comprador y el cajero.
Según Clarín, el cambio se hará ahora porque durante las administraciones kirchneristas, estos se negaban a la idea para “no convalidar la sensación de escalada de precios” que la inflación generó. El apartado técnico ya está preparado, adelantó el mismo medio, asegurando que fue el propio expresidente del Banco Central, Miguel Pesce, vinculado a la Unión Cívica Radical (UCR) pero ligado al kirchnerismo, quien tiró los hilos y trabajó a hurtadillas en la tarea.
A raíz de las fuertes críticas de los bancos por el costo asociado a la mantención, guardado y logística de contar con tantos billetes y de tan poco valor en el inflado ecosistema financiero trasandino, Pesce empezó a operar de antemano. Santiago Bausili, el actual mandamás del ente estatal, ya les habría confirmado la decisión a los bancos locales.
Trascendidos recogidos por el mismo medio señalan que se espera que para marzo, los nuevos billetes entren en circulación. Si bien, en un principio se pensó en que los nuevos papeles sean de 5.000 y 10.000 pesos argentinos, lo que significaba un salto importante frente a los más altos en la actualidad, los técnicos del BCRA alertaron que este no sería lo suficientemente grande como para achicar la brecha entre denominación e inflación, por lo que podrían quedar cortos con esa cifra. Es por eso que, según Clarín, se especula la elaboración de billetes de 20.000 y 50.000 para no quedarse atrás a la remarcación.
Sin embargo, dos problemas se asoman frente a la propuesta. En primer lugar, la Casa de la Moneda, encargada de la producción de los papeles y que actualmente está abocado a la impresión de billetes de 1.000 y 2.000, es uno de los muchos organismos estatales que el gobierno libertario aún no puede rellenar con un presidente, a dos semanas de asumir. Ángel Elettore, el último titular del ente, presentó su renuncia.
En segundo lugar, está el problema que el propio Javier Milei graficó en numerosas ocasiones en una frase: “No hay plata”. Según el periódico La Nación, Argentina mantiene pendientes los pagos de varios encargos hechos en el exterior. La Casa de la Moneda trasandina le debe a su par brasileña aproximadamente USD $11,18 millones, mientras que con la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre de España mantiene una deuda de más de 12 millones de euros. A China Banknote Printing and Minting Corporation, en tanto, le debe casi USD $7 millones.
Consultoras privadas citadas por el medio especializado Ámbito, señalaron que el Producto Bruto Interno (PBI) del país vecino se contraerá cerca de un 2% durante 2023 como consecuencia del impacto que la histórica sequía que afectó a Argentina y Uruguay tuvo en el sector agroindustrial. Sin embargo, “si se excluye al sector agropecuario, la actividad terminaría creciendo casi un 1% en este año”, destacó la Fundación Mediterránea.
Las primeras encuestas sobre medidas de Milei
Si bien varias de las más importantes promesas de campaña del ahora mandatario libertario quedaron relegadas de forma indefinida, como el cierre del citado Banco Central de la República Argentina o la dolarización, durante la semana pasada quedó claro que el presidente Milei aceleraría el paso tras el anuncio de su megadecreto para la desregulación económica.
Posiblemente, los efectos que el decreto de necesidad y urgencia (DNU) tuvo en la opinión pública aún no se registren, pero numerosas encuestas tomaron el pulso ciudadano a los primeros días de la gestión libertaria tras su llegada al poder, el domingo 10 de diciembre.
Comparar el inicio de la administración Milei con la de otros mandatarios previos es una tarea compleja, considerando las particularidades que rodean al economista. Por un lado, es el primero que proviene de esa profesión, lo que ya es una novedad en el panorama político vecino. Pero también se suma el poco ortodoxo ascenso tanto del espacio de La Libertad Avanza como del propio Javier Milei, quien en un lapso de dos años logró pasar desde un ciudadano a diputado nacional, y luego llegar al máximo cargo de representación popular de Argentina.
Con todos estos factores en mente, siete empresas encuestadoras del país vecino realizaron sondeos sobre el gobierno, con las típicas preguntas de aprobación o rechazo de la figura presidencial, pero también con algunos menos tradicionales, como el tiempo de tolerancia que la gente le dará a la entrante administración antes de exigir mejoras en la calidad de vida. Las consultoras, citadas por Clarín, fueron CB, Fixer y Marketing & Estadística (quienes trabajaron en conjunto), Zuban Córdoba, Circuitos, DC y la UBA.
De las siete mencionadas, cuatro midieron la imagen de Milei, y, según el periódico, los números “están a tono con los tiempos que corren”, ya que, nada más asumir, cosecha más rechazos que apoyos.
Circuitos y Fixer/M&E, ambas firmas hechas a nivel nacional, le estimaron un saldo a favor: un 42,9% de positiva y un 39,1% de negativa, en el primer caso; y un 49% y un 40% la segunda, respectivamente. En el caso de Zuban Córdoba, en cambio, la situación es inversa, con un un 48,3% de imagen favorable y un 50,1% desfavorable.
Estas empresas también midieron a los distintos funcionarios del gabinete, con dos figuras que incluso superaron a Milei. Se trata de la vicepresidenta, Victoria Villarruel, y –sorprendentemente, considerando que fueron rivales en la primera vuelta– la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich. En dicho apartado destaca el alto nivel de desconocimiento de figuras prominentes del armado libertario, como el jefe de gabinete, Nicolás Posse, y el ministro Guillermo Francos. Otros, como el jefe de la cartera de Economía, Luis Caputo, ya se encumbran en los índices de alto rechazo.
La consultora Taquion hizo una interesante pregunta sobre el tiempo de tolerancia con el nuevo gobierno que asumió tras conseguir el 55% de los votos en el balotaje, donde se impuso ante el exministro de Economía, el peronista Sergio Massa. La conclusión, señaló Clarín, es que Milei tiene tiempo, pero escaso.
El 25,4% de los consultados dijo que tendría una ventana de 1 a 2 meses de tolerancia. El 29,6% planteó que esperaría entre 2 y 6 meses. El mayor grupo, un 28%, se inclinó por esperar de 6 meses a 1 año. Ya mucho más bajo, el 10,2% se decantó por esperar entre 1 y 2 años. Lo curioso, sin embargo, es que solo el 6,8% admitió que aguantaría 2 o más años para esperar resultados, periodo de tiempo que el propio mandatario señaló como el necesario para solucionar la compleja crisis económica de Argentina.
Por último, las expectativas sobre el entrante gobierno, otro apartado consultado por las firmas, detallan un viraje entre lo observado previo a la elección y lo posterior al discurso de asunción, donde se repitió la ya famosa frase de “no hay plata”. Según tres sondeos, Circuitos, Fixer/M&E y la UBA, son más los ciudadanos pesimistas que los optimistas.
Vía La Tercera.