Chile cuenta con amplias posibilidades de seguir creciendo en el ámbito marítimo. Con 6.400 kilómetros de borde costero, la industria portuaria representa el 90% del comercio exterior. El Servicio Nacional de Aduanas informó recientemente que, hasta octubre de este año, se registró un movimiento de más de 10 millones de toneladas en cargas en puertos marítimos, es decir, esta industria representa un papel fundamental en nuestra economía.
Sin embargo, y pese a este contexto, la industria naval nacional no tiene el protagonismo que debería. Por eso, urge apostar por fomentar y proteger las operaciones del país, para el país.
En un contexto de contracción industrial y económica, inflación y un complejo mercado laboral, es importante comenzar a orientar proyectos y propuestas públicas y privadas para este sector, que es una alternativa para seguir creciendo como país. Además de centrar nuestra mirada en los hermosos campos, en la bella cordillera y en los paisajes australes que nos enorgullecen, es clave que también centremos la mirada hacia el mar.
Si bien las cifras del comercio exterior vía puertos son auspiciosas, no debemos olvidar que Chile es uno de los principales países exportadores de pescado: solo en el primer semestre de 2023, el salmón y la trucha representaron el 7% de las exportaciones nacionales y se ubicaron como el tercer producto más vendido, sólo superado por el cobre y el litio.
La buena noticia es que estamos a tiempo de encontrar soluciones. Una manera eficaz sería invertir en el desarrollo de infraestructura y mejoramiento de puertos para el transporte tanto de personas como de mercaderías. De hecho, solo si se considera el sector austral de nuestro país, es decir desde Puerto Montt a Punta Arenas, el transporte marítimo -a través de ferries y transbordadores- permite conectar a este sector geográfico que representa el 38% del territorio.
Modernizar instalaciones y dar mayor eficiencia a la gestión portuaria, además de facilitar e incentivar el acceso a proyectos de innovación e investigación del fondo oceánico y sus costas es, también, una alternativa para seguir creciendo.
A esto se debe sumar el avance hacia una industria de ingeniería naval con tecnología de vanguardia y sello nacional, que debe ser respaldada. Actualmente, en Chile se construyen barcos que nos posicionan a nivel de potencias como Noruega, Holanda y Alemania. De hecho, en Valdivia se emplaza el astillero privado más grande de la Costa Pacífico Sur y el Caribe, que sin duda sigue avanzando en materia de crecimiento. Es precisamente en un país, con un frente de mar tan extenso, donde la Industria Naval de Astilleros debiera tener una presencia y desarrollo mayor para dar servicios a la flota y Armadores tanto nacionales como extranjeros.
Para enfrentar los desafíos económicos del mañana, debemos volcar la mirada y potenciar el desarrollo industrial marítimo, replanteándonos dónde ponemos el foco para mejorar la economía nacional y también regional. Porque atraer nuevas inversiones y generar más empleos en todas las costas de nuestro país, sin duda, nos permitirá llegar a buen puerto.
Heinz Pearce, Gerente General de ASENAV.