Soler, el gran tratadista argentino, escribió que en don Alfredo Etcheberry O. convivían como una sola y en paz, dos almas: la del abogado y la del jurista.
No es fácil alcanzar esa paz cuando las mareas, los vientos y las tormentas arrecian con frecuencia sobre el derecho penal, sus fundamentos, fines y límites, ya en el debate académico, ya en el foro. El riesgo que la pasión nuble la razón y el entendimiento en uno u otro lugar, o termine extraviando a sus actores no es inusual. Pero don Alfredo aprendió y enseñó a tomar distancia de ese peligro, y enseñó también sobre eso, aunque sin claudicar acerca de la diaria lucha que se debe dar en ambos escenarios, para entender que el origen primero del sistema penal en general es servir como un límite y contrapeso racional, democrático y humano al abuso que pudiera mover a quien recurra al uso de la pena sin reconocer o queriendo romper ese límite por arbitrariedad, tiranía e, incluso, por la fuerza de la ignorancia.
Esa comprensión el Profesor Etcheberry la enseñó también practicando con cariño la amistad a quienes nos abrió su generosa guía. Nos explicaba que era su convencimiento que la esencia de la abogacía está en el derecho penal, y específicamente, en el arte de la defensa. El querido Maestro del Derecho Penal chileno siempre fue amable, gran conversador,formador; contertulio fino y alegre; políglota, sommelier y gourmand más que aficionado; agudo observador, un guía en la ruta de la vida y la amistad.
Como ya se ha dicho con extensión y brillantez por destacados colegas académicos y abogados, la huella del jurista quedará indeleble en el camino del estudio de las ciencias que se ocupan del delito y de las penas, y lo será no solo en Chile. Recordemos que el profesor Etcheberry dio por primera vez un curso de derecho penal internacional en la U.de Chile cuando aún se debatían las bases del Estatuto de Roma que creó la Corte Penal Internacional; que la AIDP Chile organizó en Santiago en 2003 el Coloquio Preparatorio para Beijing 2004 en el entonces Hotel Carrera, con la asistencia de los más connotados juristas mundiales, convocados por don Luis Ortiz Quiroga, don Enrique Cury, don Mario Garrido Montt, señeros Maestros todos, con la participación y ayuda de muchos quienes siempre fuimos sus aprendices en las tareas de apoyo. Fue por años nuestro representante y relator en los Congresos Mundiales de AIDP, y así lo recuerdan hoy en diversas partes del globo. En el pasillo de ingreso al Instituto de Siracusa en Ortigia, Italia, fundado por el Prof. M. Cheriff Bassiouni, redactor principal de las bases fundacionales de la CPI, dedicado al derecho penal internacional, destaca en uno de sus anaqueles el Derecho Penal chileno de don Alfredo, puesto para que todo estudiante o investigador que allí llega lo aprecie.
Don Alfredo Etcheberry O. ha fallecido dejando tras de sí una estela brillante.
Juan Carlos Manríquez, LLM, Profesor de Derecho Penal, Derecho Penal Internacional y Litigación. Abogado ante la Corte Penal Internacional, Focal Point para el GRULAC de ICCBA, La Haya, Holanda.