Producto del complejo escenario generado por los incendios, el país enfrenta, además de la reconstrucción de los lugares siniestrados, la necesidad de apoyar a quienes han perdido a seres queridos, sus casas y, con ello, la seguridad de contar con un lugar donde vivir y desarrollarse.
Andrés Cabrera, académico de la carrera de Psicología UDLA Sede Viña del Mar, comenta que es importante entender que el duelo es un proceso de elaboración de la pérdida que, en circunstancias normales, es parte de la trayectoria vital de todos los seres humanos. Sin embargo, puede hacerse más complejo por ciertas circunstancias agravantes, como un desastre natural, en el que pueden fallecer varios miembros de la familia, mascotas, quedar sin vivienda y, sumado a esto, la pérdida de la identidad social, asociada a la pertenencia a un territorio y una comunidad.
“En casos como estos, las personas pueden ver alterados gravemente su bienestar biológico, psicológico y social. El duelo se puede complejizar o tornar patológico, sumando una mayor intensidad y extensión que un duelo “normal” y puede promover en las personas ciertos trastornos de salud mental, como depresión mayor o estrés post- traumático”, dijo el psicólogo.
Agrega que a nivel psicosocial, las relaciones dentro de la familia también pueden verse alteradas producto de la sobrecarga emocional, lo que generaría una mayor prevalencia de episodios de violencia intrafamiliar. Junto con esto, el tejido social también puede verse impactado en las relaciones sociales que establecen personas e instituciones. La importancia de estar atentos a estas señales y la contención inicial cobran una gran relevancia en este contexto y deben ser prioritarios para quienes prestan ayuda a aquellos que han sido víctimas de una catástrofe.
“Un duelo es un proceso particular en cada persona, su elaboración y duración dependen de muchos factores, como la resiliencia y las redes de apoyo a nivel social con otros, de modo que no hay una estrategia de abordaje única; no obstante, existe una serie de acciones que se recomienda para apoyar a la persona que vive un duelo en estas circunstancias”, dijo el académico.
Recomendaciones
- Recibir atención de primeros auxilios psicológicos por parte de profesionales especializados.
- Utilizar redes de apoyo tanto en la comunidad (juntarse con vecinos, conversar, poder expresar sus emociones) como a nivel de instituciones (programas de apoyo a nivel de gobierno central o local, red de salud, atención psicológica en universidades, etc).
- Estar especialmente atento a las señales de estrés o malestar psicológico que niños, adolescentes y personas con algún tipo de discapacidad cognitiva puedan estar presentando, dado que por su etapa evolutiva y nivel de desarrollo puede resultarles más difícil identificar cómo se sienten y expresarlo.
- Es importante que la persona tome conciencia de la muerte y/o la pérdida que vivió, para que así logre identificar y expresar sus emociones, lo que redunda en una mayor posibilidad de elaborar el duelo de mejor manera.
- Es necesario que la persona tenga un apoyo de profesionales de la salud (física y mental) y un acompañamiento familiar y social a corto y largo plazo, que permitan sobrellevar la experiencia lo mejor posible.