En la Convención Marco de la ONU sobre el Cambio Climático de 1992, se designó el 26 de marzo como el Día Mundial del Clima, una fecha que nos insta a reflexionar sobre la importancia de preservar nuestro entorno.
Chile, confrontando diversos impactos del cambio climático, debe abordar desafíos significativos que afectan su geografía, biodiversidad, recursos naturales y por supuesto, a sus poblaciones. Desde la desertificación en el centro y norte del país, pasando por la pérdida de playas en todo el borde costero, hasta el aumento de temperaturas y cambios en patrones de precipitación, el país debe enfrentar riesgos naturales amplificados de forma urgente.
La magnitud del problema en Chile es evidente: quemas de siembras, tala indiscriminada, sobrepastoreo e incendios forestales han contribuido a que el 22% de su territorio esté afectado por la desertificación. En los últimos veinte años existe una cifra alarmante de 300 mil hectáreas de bosque nativo que han sido quemados, destruyendo la biodiversidad y amenazando la salud de los ecosistemas.
No se requieren más argumentos, urgen acciones concretas, en este Día Mundial del Clima, ya se perciben algunos temerosos pasos hacia el cumplimiento de metas climáticas en Chile. Aunque la tarea es ardua, la evidencia demuestra que es factible atender necesidades humanas a corto plazo mientras se protege al planeta.
Es cierto que los representantes políticos tienen la llave, esto no se trata de partidos ni de las próximas elecciones, se basa acerca de la continuidad de nuestra forma de vida. Por ello, creo que la academia y las universidades se erigen como pilares esenciales en la lucha contra el cambio climático. Estas instituciones no solo generan conocimiento científico sobre sus causas y consecuencias, sino que también educan (o deberían hacerlo) para enfrentar los retos medioambientales. En este sentido, la labor de investigación y formación académica contribuye al entendimiento y combate del cambio climático a nivel global.
¿Cuántos políticos chilenos han pasado por la universidad? Probablemente, un buen número. Aquí es donde, entonces, hay una falla. La formación académica actual no ha sido capaz de transmitir esta urgencia de forma adecuada, pues casi todas las personas que hoy ocupan un cargo de toma de decisión a nivel nacional, regional o, incluso, a nivel de empresas, han alcanzado grados académicos de licenciado o superior, sin embargo, aún no vemos respuestas concretas, acciones creativas o políticas serias para que nuestro país haga frente a este problema global.
Finalmente, el combate contra el cambio climático demanda una acción colectiva a nivel global y local. Chile, enfrentando desafíos ambientales, trabaja en tímidas políticas y estrategias para la mitigación y adaptación: La regeneración ecosistémica, la captura de carbono, la conservación de la biodiversidad, la mejora de la resiliencia y las prácticas sostenibles, se presentan como herramientas poderosas para enfrentar la crisis climática y construir un futuro sostenible para todos. Tomar conciencia y actuar hoy para preservar el clima de nuestro hogar mañana es un camino urgente a seguir por nuestro cuerpo político.
Pablo Rebolledo Dujisin, director de la Escuela de Ciencias Ambientales y Sustentabilidad, Universidad Andrés Bello, Sede Viña del Mar.