Esta iniciativa, promulgada en abril del 2023, busca reducir el límite de 45 horas de la jornada laboral, de forma gradual, hasta las 40 horas semanales.
Este 26 de abril comenzará a regir en Chile la Ley 40 Horas, que modifica el Código del Trabajo con el objeto de reducir la jornada laboral, marcando el inicio de una transformación progresiva en la jornada laboral.
En el primer año (2024), la disminución del límite de la semana laboral será de 45 a 44 horas. En dos años más, la legislación llevará a una reducción adicional, estableciendo una jornada laboral de 42 horas semanales, y para el 2028 alcanzaremos la meta de una jornada laboral máxima de 40 horas semanales.
La nueva normativa no solo reduce el límite de la jornada semanal, sino que también introduce una serie de nuevas regulaciones en materia de jornada:
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Distribución de la jornada en cuatro días de trabajo por tres de descanso.
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Compensación de horas extraordinarias por días adicionales de feriado.
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Promedio de horas semanales en 4 semanas: Se puede distribuir la jornada laboral en un período de hasta 4 semanas, con un máximo de 48 horas semanales.
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Flexibilidad para padres y madres: Los padres y madres de niños menores de 12 años pueden flexibilizar su horario de entrada y salida en 2 horas.
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Restricciones en la exclusión de la limitación de jornada semanal.
Para asegurar una transición sin problemas y encontrar la sinergia perfecta entre el bienestar de los trabajadores y la productividad, la implementación de la Ley que reduce la jornada laboral en una empresa, requiere una planificación meticulosa y una comunicación efectiva. Por esta razón, ADP comparte una pauta para ayudar en esta transición que implica una nueva cultura laboral:
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Análisis interno: Realizar una evaluación detallada de la situación actual de la empresa en términos de horarios, turnos, carga de trabajo y productividad. Este diagnóstico brindará una perspectiva clara de los ajustes requeridos.
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Reestructuración horaria: A partir del diagnóstico, iniciar la reorganización de los horarios laborales, considerando las necesidades de la empresa y los derechos de los trabajadores.
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Estímulo a la eficiencia: Dado que se reducirá el tiempo de trabajo, es esencial mejorar la productividad de las horas laborales. Esto puede incluir capacitaciones, optimización de procesos internos o la introducción de herramientas tecnológicas para facilitar las tareas.
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Comunicación transparente y efectiva: Establecer canales de comunicación para resolver dudas e informar a todos los trabajadores sobre los cambios planificados, explicando las razones detrás de ellos y cómo afectarán su rutina diaria.
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Formación continua: Proporcionar a los trabajadores oportunidades de formación en gestión del tiempo, herramientas de productividad y otros temas que contribuyan a maximizar su rendimiento en la reducción de la jornada de trabajo.
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Adaptabilidad: Los primeros meses después de implementar la ley pueden presentar desafíos no previstos. Mantenerse receptivo a realizar ajustes y adaptaciones según las necesidades que surjan.
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Seguimiento constante: Realizar evaluaciones periódicas para analizar el funcionamiento de la nueva dinámica laboral. Examinar métricas como la productividad, la satisfacción de los trabajadores y el logro de objetivos.
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Promoción de un ambiente laboral positivo: Aprovechar la oportunidad para mejorar la calidad de vida de los trabajadores, fomentando un ambiente laboral positivo y saludable mediante actividades de construcción de equipos, pausas activas y espacios de descanso adecuados.
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Revisiones y retroalimentación: Realizar revisiones para evaluar el impacto de la ley en tu empresa y determinar ajustes adicionales que puedan ser necesarios. Escuchar a los trabajadores es esencial.
La implementación de la Ley de 40 horas laborales en una empresa se presenta como un desafío que requiere una atención meticulosa, planificación detallada y una comunicación efectiva. Al adoptar un enfoque proactivo y considerar tanto las necesidades de los trabajadores, como los objetivos empresariales, las empresas pueden aspirar a construir un entorno laboral que refleje no solo el cumplimiento normativo, sino también un compromiso genuino con el bienestar y la eficiencia en el lugar de trabajo.