A raíz de la denuncia de la joven Josefa Farías, quien mostró por redes sociales cómo debe arrastrarse escalón por escalón, utilizando sólo sus brazos para lograr salir de una estación del metro, simplemente por los constantes desperfectos y el mal uso que realizan los pasajeros del ascensor, o la misma denuncia realizada por el humorista Mauricio Medina, quien manifestó la falta de inclusión en nuestro país y una creciente indiferencia hacia las personas con discapacidad, nos llevan a reflexionar sobre las acciones concretas y oportunas que como sociedad debemos impulsar: ¿Cómo respetamos y hacemos valer los derechos de las personas con discapacidad, derecho a la educación, derecho a tener un trabajo, derecho a vivir en una sociedad accesible para todas y todos?
Los resultados del III Estudio Nacional de la Discapacidad (Senadis, 2022), demuestran que la población adulta, por ejemplo, en personas con discapacidad; tienen en promedio diez años de estudio versus los doce años de las personas sin discapacidad. La situación no es muy diferente en la inclusión laboral, de acuerdo con los datos entregados, sólo cuatro de cada diez personas con discapacidad trabajan en alguna actividad remunerada.
Como sociedad tenemos que dar paso al preludio de la necesaria ocupación, comprometer y responsabilizar a los distintos agentes sociales en reconocer la importancia de la accesibilidad al entorno físico, social, económico y cultural para que las personas con discapacidad puedan gozar plenamente de todos los derechos humanos y las libertades fundamentales.
Solange Barría Rojas, Programa universitario de formación sociolaboral, Prufodis, U. Central.