A pesar de una leve disminución, la malnutrición por exceso en escolares sigue siendo un desafío persistente en la Región de Valparaíso, según los resultados del Mapa Nutricional 2023 elaborado por la Junta Nacional de Auxilio Escolar y Becas (Junaeb). En una entrevista realizada a tres académicas de la Escuela de Nutrición y Dietética de la Universidad de Valparaíso, se revelaron preocupantes cifras tanto a nivel nacional como regional, destacando que la obesidad continúa ampliándose post pandemia.
La profesora Ángela Martínez, doctora en Nutrición y Salud Pública, explicó que el Mapa Nutricional no es un diagnóstico clínico, sino una herramienta que proporciona información del estado nutricional de estudiantes de establecimientos educacionales financiados por el Estado, para analizar tendencias y optimizar recursos gubernamentales en programas de salud y nutrición. Según los resultados del estudio, el 50 por ciento de los estudiantes evaluados en 2023 presentaron malnutrición por exceso, incluyendo sobrepeso, obesidad y obesidad severa. Particularmente preocupante es la situación de los estudiantes de quinto básico, grupo en que la prevalencia alcanza un 65,9 por ciento.
“Aunque estas cifras son alarmantes en todas las regiones del país, si comparamos con el año 2022, hubo una disminución del tres por ciento. Sin embargo, la brecha entre el estado de peso normal y la obesidad sigue aumentando posterior a la pandemia. Nuestra Región de Valparaíso observó una leve baja y se encuentra dentro de la media nacional con un 49.8 por ciento en malnutrición por exceso. Algunas de las comunas con una mayor prevalencia fueron San Antonio, El Tabo, el Quisco, Cartagena, Casablanca, Valparaíso, Papudo, y las de menor prevalencia fueron Rinconada, Limache, San Esteban, Petorca, Olmué, Quilpué, Quillota”, advirtió la doctora Martínez.
Factores y propuestas
La académica afirmó que la obesidad infantil es un problema multifactorial, el cual “depende de diversos elementos, que van más allá de la dieta y del ejercicio. Además, no debemos olvidar que en nuestra región —Latinoamérica y el Caribe— existe una doble y triple carga nutricional. La coexistencia de desnutrición, deficiencia de micronutrientes y el sobrepeso u obesidad es un problema cada vez más común que surge como una consecuencia de la pobreza, la inequidad y de sistemas alimentarios disfuncionales, afectando severamente a la población infantil”.
También sostuvo que las estrategias implementadas, como el etiquetado frontal de advertencia, restricciones de publicidad y venta de alimentos en escuelas, y programas de alimentación escolar, han contribuido significativamente. No obstante, los niños siguen expuestos a ambientes obesogénicos fuera de los establecimientos educacionales, con una alta disponibilidad de alimentos ultraprocesados y un uso excesivo de pantallas.
Marcela Vizcarra, directora del Centro de Investigación del Comportamiento Alimentario (CEIC Alimentario), resaltó la importancia del ambiente doméstico en la promoción de estilos de vida saludables y señaló que las decisiones alimentarias de los cuidadores son cruciales para definir la dieta de los niños.
“Desarrollar habilidades de crianza en madres, padres y otros cuidadores para guiar una alimentación adecuada puede contribuir a enfrentar el sobrepeso y la obesidad infantil. Para ello, la articulación entre sectores que están en contacto con las familias es fundamental. Por ejemplo, el trabajo conjunto entre establecimientos educacionales y centros de atención primaria de salud puede apoyar a madres y padres para el desarrollo de herramientas en crianza que potencien una alimentación adecuada en niños y niñas según su contexto. Este apoyo es especialmente importante por el ambiente obesogénico en que nos encontramos y porque la familia tiene un rol clave en la infancia y niñez temprana y se puede traducir en acciones efectivas para evitar la amplificación del riesgo de la malnutrición por exceso y con una mayor duración en la prevención de esta.
Colaboración intersectorial
Pamela Estay, jefa de carrera de Nutrición y Dietética UV, abogó por una colaboración intersectorial robusta entre salud, educación y otros actores comunitarios. Promueve iniciativas como acercar ferias libres a familias de bajos recursos, reducir impuestos a alimentos saludables y aumentar los impuestos a alimentos ultraprocesados. Además, sugirió que nutricionistas en las escuelas podrían desempeñar un papel vital en la lucha contra la obesidad infantil.
“Nutricionistas en las escuelas puede ser una buena estrategia para seguir combatiendo la epidemia de la obesidad, dado que la dieta es uno de los principales factores de riesgo de las enfermedades crónicas no transmisibles, que son una de las principales causas de muerte en adultos en nuestro país. En la Escuela de Nutrición de la UV estamos trabajando en un proyecto piloto en una escuela del Servicio Local de Educación Pública (SLEP) de la región, con la finalidad de mejorar los hábitos alimentarios y el estado nutricional de la comunidad escolar. Esta iniciativa es parte de un esfuerzo más amplio que incluye la participación activa de estudiantes en diversas actividades comunitarias”.
Asimismo, acotó que la reciente estrategia para detener la aceleración del sobrepeso y obesidad 2023-2030 en la niñez y adolescencia, lanzada en el marco de la Política de Alimentación y Nutrición, representa un paso significativo en la lucha contra la malnutrición.
“Es una hoja de ruta con 29 líneas estratégicas sectoriales e intersectoriales para abordar esta situación, como la promoción de la actividad física, la educación alimentaria, la disponibilidad de alimentos sanos, la promoción de entornos laborales saludables y la regulación de la publicidad de alimentos perjudiciales para la salud. Estas líneas estratégicas buscan detener las actuales prevalencias de sobrepeso y obesidad en niños, niñas y adolescentes”, aseguró.