En los últimos años, Chile ha experimentado un notable aumento en las agresiones y denuncias de discriminación contra la comunidad LGBTTTIQA+, alcanzando su punto más alto en 2021 y repitiendo cifras alarmantes en 2023, con un incremento del 52,6% en casos relacionados con la orientación sexual, identidad y expresión de género. Según el XXII Informe anual de Derechos Humanos de la diversidad sexual y de género en Chile, se registraron 1.597 casos en 2023, la cifra más alta hasta la fecha.
La Región de Valparaíso lidera en denuncias por homo/transfobia por sexto año consecutivo, aunque la cantidad de denuncias ha disminuido, la gravedad de los abusos sigue siendo alta. Las denuncias incluyen localidades como Concón, El Tabo, y Valparaíso, entre otras. La ley 20.609, comúnmente conocida como Ley Zamudio, vigente desde hace 13 años, es el único mecanismo legal de protección, aunque ha evidenciado una serie de vacíos legales, dificultades, entre otras necesidades y urgencias.
Estos datos son los que evidencia el activista por los derechos LGBTTIQA+ Pablo Hernández Erazo en su columna del mes del orgullo titulada “No hay orgullo sin institucionalidad, sin seguridad”.
En esta continúa explicando que en los últimos años y semanas, se han registrado continuas acciones de violencia y discriminación contra la comunidad LGBTTTIQA+ en Chile. En mayo, un caso de abuso de poder y violencia en el ejército culminó con la muerte de un conscripto, quien fue insultado con términos homofóbicos. Además, figuras políticas han realizado declaraciones ofensivas; por ejemplo, el político de derecha Kast llamó «travesti político» al presidente Gabriel Boric. El 4 de junio, durante la votación de una reforma a la ley antidiscriminación, el diputado Urruticoechea hizo comentarios despectivos sobre la comunidad LGBTTTIQA+ y la necesidad de reconocer más de dos sexos.
La ley antidiscriminación no solo protege a la comunidad LGBTTTIQA+ sino también a personas discriminadas por raza, género, religión, entre otros. Sin embargo, la falta de una institucionalidad sólida para proteger contra actos discriminatorios refleja la necesidad urgente de mejorar la seguridad social y proteger a quienes sufren hostigamiento y discriminación. La creación de una institucionalidad LGBTTTIQA+ o antidiscriminación es vital para combatir la validación de la violencia y la discriminación, lo cual degrada la democracia del país.
¿Cuáles crees que son las razones detrás del aumento significativo de casos de agresiones reportados en los últimos años?
― Creo que hay varias razones. Primero, ha habido un aumento en los espacios para discursos de odio, tanto por parte de autoridades como en los medios de comunicación, lo que fomenta la intolerancia. Además, la falta de políticas públicas y educación en materia de no discriminación contribuye a esta situación. Estos y otros factores hacen que «cierta gente» se sienta con el derecho de agredir, insultar y denostar.
¿Cómo definirías la situación actual de los derechos humanos para las personas LGBTTTIQA+ en Chile, a la luz de los datos del informe del 2023?
― En materia de derechos humanos para las personas LGBTTIQA+, es importante destacar que la situación actual ha mejorado en comparación con hace 15 años, cuando no existía ningún marco legal y el tema de los derechos humanos de las personas LGBTTIQA+ era suscitada a unos pocos espacios. Aunque ha habido avances, aún queda mucho por hacer. Hoy en día, en nuestro país, los derechos humanos de las personas LGBTTIQA+ continúan siendo vulnerados. Sin una institución dedicada y mejoras en las leyes, es difícil brindar la protección adecuada a en derecho a las cuerpas distintas.
¿Cómo describirías la respuesta institucional frente a los casos de discriminación y violencia reportados?
― Lamentablemente, la respuesta institucional es ineficaz, burocrática y lenta. Por esta razón, se apunta a reformar la ley 20.609, conocida como ley Zamudio. Esta ley no solo ofrece un marco legal para las personas de la comunidad LGBTTIQA+, como intenta afirmar la derecha, sino que también protege a todas aquellas personas que históricamente han sido discriminadas.
¿Cuáles son los principales obstáculos legales que enfrenta la Ley Zamudio en la protección de los derechos de la comunidad LGBTTTIQA+?
― Uno de los principales problemas de la ley antidiscriminación es que la trata como un asunto entre individuos, cuando en realidad es un problema social y, por lo tanto, un tema público. Este problema debe abordarse con políticas públicas y educación, reconociendo que lo que está fuera de la heteronormatividad existe, es válido y no debe ser objeto de acciones discriminatorias.
¿Qué impacto crees que tienen las declaraciones y acciones de líderes de la ultraderecha en la percepción pública y la seguridad de las personas de la comunidad LGBTTTIQA+?
― Como mencioné al principio, el impacto es significativo. Cuando un representante electo llama «desviadas» a las personas de la comunidad, está fomentando discursos de odio, lo que afecta negativamente a la democracia. Le pregunto a ese sector de la derecha, ¿acaso la seguridad social de las personas LGBTTTIQA+ no cuenta? Por qué justamente es a ese sector que le gusta poner en la palestra la inseguridad en la que vivimos, pero pareciera que ese discurso de seguridad aplica solo para un sector.
¿Cómo responderías a los argumentos de los políticos conservadores que dicen que no están en contra de las personas LGBTTTIQA+ pero se oponen a la «agenda gay»?
― En realidad, estas personas se oponen a cualquier cosa que debilite sus privilegios o desafíe su forma de pensar. Sin embargo, hay miles de pensares y sentirse distintos, lo cual es propio de la democracia. Entender y aceptar esto es simplemente tolerancia, algo de lo que carecen.
¿Cómo ves el futuro de los derechos LGBTTTIQA+ en un contexto político cada vez más polarizado?
― Lo veo con preocupación porque una cosa es el debate político y la polarización, que no aportan mucho, mientras la derecha sigue atrincherada. En nuestro país, siguen matando a personas gays, trans, lesbianas, etc. ¿Dónde está el discurso pro-vida en esos casos? Mientras se sigue polarizando, hay muchas infancias y niñeces trans que sufren por no poder ser como se sienten. Muchas madres y padres solo se preocupan por que no les pase nada malo, que no los violenten o discriminen.
¿Qué acciones concretas crees que pueden tomar los ciudadanos para apoyar los derechos de la comunidad LGBTTTIQA+ y promover la igualdad en la sociedad?
― Es crucial visibilizar la problemática en diversos ámbitos como el laboral, educativo, social y político. Debemos seguir poniendo el tema sobre la mesa, seguir destacando las altas cifras de violencia que enfrentan las personas LGBTTTIQA+ en nuestra región. No podemos rendirnos en este esfuerzo, ya que este no es solo un problema de la comunidad LGBTTIQA, sino un tema social que nos concierne a todos y todas.
¿Puedes compartir experiencias personales o relatos de personas LGBTTTIQA+ que hayan sido directamente afectadas por políticas conservadoras?
― Cada cierto tiempo, tengo la oportunidad de dar charlas a niñes y adolescentes, así como a madres y padres. En estas ocasiones he notado que la falta de legislación en temas como la educación sexual es un asunto crucial. Este avance se ha visto obstaculizado por el sector conservador de nuestro país, que considera que hablar sobre sexualidad equivale a sexualizar a los menores. En realidad, significa ofrecer herramientas efectivas de protección afectiva, en salud, y salud mental.
En un ámbito más personal, ¿Qué te motivó a comenzar a trabajar como activista por los derechos de la comunidad LGBTTTIQA+?
― La verdad, el darme cuenta que vengo de un espacio privilegiado. Tuve la suerte de crecer en una familia contenedora, que no problematizó mi sexualidad ni mis formas sin problema. Cuando era adolescente, no me daba cuenta, pero mi hogar era un refugio seguro para muchos amiges que eran expulsados de sus propias casas porque sus familias sí tenían problemas con su identidad. Crecer y darme cuenta de eso y no hacer algo que incidiera más allá, creo que eso hubiera sido una falta de conciencia social y de empatía. Tuve las herramientas necesarias para sobrevivir en esta selva social, y poder aportar desde ahí.