La reciente elección parlamentaria produjo diversos efectos, quizás uno de los menos percatados por la ciudadanía es que trece partidos políticos quedaron en riesgo de desaparecer. Esto ocurre porque no lograron cumplir los requisitos que establece la LOC de Partidos Políticos para seguir existiendo: alcanzar al menos un 5 % de los votos en la elección de diputados o elegir un número mínimo de escaños en distintas regiones.
Aunque la cifra puede parecer solo un dato, detrás de ella hay historias políticas importantes. Algunos de estos partidos tienen un carácter emblemático en la trayectoria del país, como el Partido Radical, que ha sido parte importante del quehacer político chileno a través de su larga historia. Otros, como Evópoli, han cumplido un rol relevante en la consolidación de la democracia posdictadura, aportando a la renovación generacional y a nuevas formas de pensar la centroderecha chilena. Su eventual desaparición implica, por tanto, la pérdida de tradiciones, experiencias adquiridas en mil batallas y perspectivas que han formado parte del debate público reciente y del desarrollo institucional chileno.
¿Por qué existe esta regla del 5 %? La existencia de esta norma no es antojadiza ya que a través de ella se busca asegurar que los partidos cuenten con un apoyo ciudadano mínimo, evitando un sistema excesivamente fragmentado que dificulte la gobernabilidad y la construcción de acuerdos. Al mismo tiempo, se busca que los recursos públicos destinados a los partidos políticos se utilicen de manera eficiente, privilegiando a aquellos que realmente representan a un segmento de la ciudadanía.
Por eso creemos que lo que está sucediendo con estas colectividades nos invita a mirar el sistema político y el sub sistema de partidos desde dos perspectivas. Por un lado, reducir la fragmentación puede facilitar la toma de decisiones y mejorar la estabilidad política. Por otro, existe el riesgo de que el mapa político se reduzca de manera muy intensa, dejando fuera voces, trayectorias e identidades que han contribuido a pluralizar la democracia chilena. Además, no debemos olvidar que cuando un partido desaparece se pierden espacios de representación para los ciudadanos que confiaron en dicho proyecto político.
La posible desaparición de trece partidos no es solo un dato electoral, también es una oportunidad para reflexionar sobre el tipo de representación política que queremos para nuestra democracia. Más allá del umbral, el desafío es fortalecer y potenciar proyectos políticos capaces de conectar con las personas y construir un sistema que combine diversidad, estabilidad y confianza en la democracia.
Jorge Astudillo
Académico Derecho U Andrés Bello



















