Por Gonzalo Gajardo Vistoso, experto en planificación urbana.
“Es lamentable que SalmonChile, sus asociados y la industria de la mitilicultura tengan de rodillas a Chiloé. En estos días complejos anteponen sus actividades económicas por sobre la salud de nuestra gente”
(Andrés Ojeda, presidente JJ.VV. de Chacao).
Chile exhibe la cifra más alta de contagio de América Latina, más de mil personas de diversa condición. Todo indica que la situación empeorará en las semanas venideras.
El Gobierno del Presidente Piñera, ha declarado el estado de emergencia y catástrofe. Aquello lo faculta para ejercer medidas radicales de control social en el territorio. No obstante, ha optado por la gradualidad.
Diversos estamentos de la ciudadanía exigen derechamente restricciones al desplazamiento entre ciudades y en su interior. El Gobierno alega que;medidas de choque sólo provocarían efectos colaterales – económicos y sociales – que agudizarían aún más la crisis sanitaria.
Ambas racionalidades – radical y progresiva – parecen del todo atendiblesdada la contingencia. No obstante los alcances sociales y territoriales que va adquiriendo la propagación del contagio, exigen un esfuerzo mayor de disipación de dudas e incertidumbres.
La opinión pública rechaza, con toda justicia, lo que considera la primacía de la racionalidad económica por sobre la seguridad y el bienestar humano. Urge atender esta “subjetividad”, si no se quiere mutar la crisis sanitaria en crisis de gobernabilidad.
Al calor de la incertidumbre y el malestar generalizado, la desigualdad geográfica comienza a ser tema de debate en el mundo local, atizado por la dinámica de propagación que adquiere el COVID – 19. Sobran ejemplos de desgobierno y auto tutela.
La relación entre; la propagación del virus y el contexto territorial en que ocurre, es un campo de certidumbre que urge construir; estimar cuan incidente es la trama territorial en ello.
Urge comprender y gestionar la crisis también desde los territorios más allá de la gubernamentalidad. El enfoque territorial no sólo se corresponde con el ámbito de la planificación del desarrollo regional y local, sino también con la gestión del riesgo de desastres y amenazas socio naturales.
“Aplanar la curva” de contagio implica también; identificar y reducir localmente la amenaza a las estrategias y sistemas de vida de las comunidades y la promoción de prácticas socio espaciales resilientes.
Al momento, y en perspectiva territorial, la autoridad sólo ha dado garantías para el funcionamiento de extensos clústeres logísticos y la obtención de renta urbana. Los hechos que están empezando a ocurrir en regiones, indicarían que aquello no es suficiente.
Los casos positivos y la propagación del contagio en la Región Metropolitana, se explican por la proporción socio demográfica que esta posee y el peso que esta adquiere en la interacción espacial a nivel nacional.
No obstante, hay al menos cinco regiones geográficamente disímiles entre sí, y muy desiguales con respecto a la metropolitana, que vienen despuntando no solo en la cantidad de casos positivos, sino también en la velocidad de propagación el virus; Ñuble, Biobío, Araucanía, Los Lagos, Magallanes.
Preocupa la altísima tasa de ataque del COVID – 19 en estas regiones de la zona centro sur del país. La velocidad de propagación del virus en estas iguala o superara el promedio nacional cifrado en 2.7 habitantes contagiados (Por cada 100.000.-)
Las regiones de Ñuble al sur exhiben tasas que, en el corto plazo, podrían incluso acercarse al valor registrado en la Región Metropolitana al día 24 del mes de marzo. La tasa de ataque registrada en la región de Ñuble sorprende.14,6 habitantes contagiados por cada 100.000.-. Más que doblando a la Región Metropolitana.
¿Cómo ocurre y que implicancias tiene este fenómeno en lo local?
¿Qué condiciones espaciales y territoriales son precursoras de estas dinámicas locales de propagación?
¿Es posible sostener algún modelo de análisis espacial que permita observar, esta dinámica y anticipar niveles de riesgo a nivel local?
¿Dadas la naturaleza de esta catástrofe, y en términos estrictamente médicos, deberíamos sólo enfocarnos en la contención del contagio, sin problematizar mayormente en el contexto en que ocurre?
¿Pudieran ser precursores territoriales de gran propagación, el rezago territorial y la inaccesibilidad a las oportunidades humanas (Banco Mundial) ?
Resulta indispensable, analizar los procesos de desarrollo territorial sostenidoshasta ahora en nuestras regiones. Que tan pertinente son estos a la hora de garantizar resiliencia territorial, seguridad y bienestar humano.
Urge abandonar el gen centralista que domina la comprensión y gestión de la crisis no solo sanitaria sino también social y política. Urge sostener actuaciones públicas (como también privadas) con enfoque territorial, en pro de abrir el espectro a la heterogeneidad Geográfica de nuestro país.