A pocos días de la realización del plebiscito, Gendarmería junto a Tenemos que Hablar de Chile, la plataforma de participación impulsada por la Universidad Católica y la Universidad de Chile, se desarrolló un proceso inédito en el país: incorporar a personas privadas de libertad en instancias de diálogos ciudadanos; para conocer sus opiniones, sus ideas y recoger su voz sobre los cambios que se avecinan.
Cien personas condenadas fueron parte de estas conversaciones a través de videollamadas, las cuales duraban dos horas y eran guiadas por un facilitador. Participaron internos e internas de distintas unidades penales del país, como Punta Arenas, Curicó, Linares, Colina 1, la ex Penitenciaría y la cárcel femenina de Santiago, quienes se sumaron como un participante más a un grupo diverso con otras personas a lo largo de Chile.
El director regional metropolitano de Gendarmería, coronel Víctor Provoste, destacó esta actividad, explicando que “queremos agradecer la iniciativa de involucrar a las personas privadas de libertad en este trabajo de diálogos ciudadanos. Es muy importante escuchar a todas las personas que forman parte de la sociedad chilena, y el involucrar a internos e internas también significa apoyar en el proceso de reinserción haciéndolos sentir el arraigo con su entorno exterior”.
«Nunca en mi vida pensé que iba a ser parte de algo tan importante; opinar sobre cómo vemos Chile y qué pensamos que se necesita para ser un mejor país. Realmente me conmovió que nos tomaran en cuenta», afirmó Rafaela Trejo, una de las internas participantes, del Centro Penitenciario Femenino Santiago. Mientras que la opinión generalizada fue, que si se repitiera una instancia con estas características, «nos gustaría volver a participar, porque es una gran oportunidad para nosotras, para que nos escuchen», comentaron otras privadas de libertad del CPF Santiago.
El director ejecutivo de Tenemos que Hablar de Chile, Hernán Hochschild, dijo que “gran parte de nuestro esfuerzo está en ser un espacio de escucha para los que no son escuchados o perdieron la esperanza de serlo. En cada historia de vida hay un valor, una dignidad en sí misma, pero también una oportunidad de enriquecer nuestras miradas”. La subdirectora del proyecto, Valentina Rosas, explicó que “sentimos que los privados de libertad son aquellos que grafican explícitamente las múltiples exclusiones que viven en distintos ámbitos. Queríamos hacerlos parte y el lado digital nos permitió acortar esta brecha, ya que hoy existen las herramientas para llegar a ellos de manera efectiva”.
Estos diálogos ciudadanos se enmarcan en el proceso Chile a Escala, que busca congregar a 1 de cada 1.000 habitantes para representar lo que ocurriría si todo el país fuera parte de una gran conversación, mediante videollamadas. Este mecanismo de participación es uno más de los otros que tiene la plataforma: las conversaciones digitales y las consultas ciudadanas, abiertas quienes quieran participar. Los resultados de los tres mecanismos serán plasmados en un documento final, entregable a las autoridades y a la opinión pública, el que servirá para ayudar a crear mejores políticas públicas tomando como base las inquietudes, ideas, anhelos y propuestas de la ciudadanía. A la fecha, Tenemos que Hablar de Chile suma cerca de 90.000 participantes en 334 comunas a lo largo del país.