La actividad física es un factor relevante para mantener un buen estado de salud en las distintas etapas de la vida. Desde hace un par de décadas existe consenso en la comunidad científica respecto a que el ejercicio es beneficioso no solo para la salud cardiovascular y metabólica, ya que diversos estudios demuestran que también tiene efectos positivos en el cerebro.
Los investigadores han concluido que personas más activas físicamente presentan mejoras en la cognición, la memoria y en el aprendizaje. Además, se observó que mantener la práctica de actividad física durante la tercera edad previene, o a lo menos retarda, la aparición de ciertas patologías relacionadas con el deterioro de la salud mental.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda realizar como mínimo 150 minutos de actividad física moderada o 75 minutos de ejercicio intenso a la semana.
Sin embargo, en nuestro país las personas cada vez son menos activas y el sedentarismo gana terreno en los distintos grupos etarios de la población.
Cifras desalentadoras
Chile es uno de los países con mayores índices de enfermedades mentales en el mundo. El cuarenta por ciento de la población padece o ha padecido alguna enfermedad mental en los últimos años. La depresión alcanza al veinte por ciento (y va en aumento) y casi un tercio de la población mayor de 15 años ha sufrido un trastorno psiquiátrico en algún momento de su vida.
Por otro lado, la última Encuesta Nacional de Hábitos de Actividad Física y Deporte, realizada el año 2018 por el Ministerio del Deporte, reveló que de diez personas mayores de 18 años, ocho de ellas no realizan la actividad física recomendada por la OMS. Y lo que es peor aún, de diez chilenos, siete no hacen ningún tipo de actividad física. Además, el mismo estudio da cuenta que las mujeres practican un cincuenta por ciento menos deporte que los hombres.
Así lo advierte el doctor en Ciencias Biomédicas Gonzalo Jorquera, investigador del Centro de Neurobiología y Fisiopatología Integrativa, CENFI, de la Universidad de Valparaíso, quien este lunes 11 de enero, a las 19:00 horas, realizará la charla “¿Puede el ejercicio físico ser usado como tratamiento para diferentes enfermedades?».
La actividad, organizada en conjunto entre el CENFI y el Museo de Historia Natural de Valparaíso, es parte del “Ciclo de Charlas de Neurobiología: consejos y prácticas saludables”, que se transmite por Zoom, previa inscripción al correo mhnv@museoschile.gob.cl.
El doctor Jorquera es el director del Laboratorio de Fisiología Muscular y Salud Metabólica de la UV. Su línea de investigación principal busca entender cómo se produce la resistencia de insulina en el músculo esquelético, pero también su laboratorio ha desarrollado estudios que vinculan el ejercicio con la función del sistema nervioso central.
El profesor agrega que la actividad física permite al menos un retraso en la aparición de ciertas características que son comunes a los adultos mayores, como, por ejemplo, respuestas más lentas frente a algunas pruebas que involucran la actividad nerviosa.
“Si has hecho ejercicios durante toda la vida y mantienes esa práctica en la tercera edad, el rendimiento neurológico es mucho mejor. Además, previene enfermedades como el estrés, la depresión, el deterioro cognitivo e incluso el Alzheimer. Se ha visto que las personas que son más activas físicamente retrasan el inicio del Alzheimer o nunca lo desarrollan. Los estudios continúan, pero ambas situaciones se explicarían debido a los efectos protectores que tiene el ejercicio sobre la función del cerebro”, asegura.
Pero ¿cómo se comunica el músculo con nuestro cerebro? El doctor Jorquera, adelanta una de las teorías que podría dar luces sobre el mecanismo de acción: “Estudios en humanos han comprobado que el ejercicio es positivo para la memoria, el aprendizaje y la cognición en general. Existe bastante evidencia que vincula esta relación positiva entre ejercicio y todas estas funciones superiores. Lo que no está tan claro es el mecanismo, es decir ¿cómo ocurre? Hay algunas teorías sobre cómo podrían mejorarse las funciones cerebrales. Una de ellas es a través de la secreción de mioquinas (hormonas que se generan al contraer el músculo durante el ejercicio). Estudios en roedores dan cuenta que las mioquinas son capaces de viajar por la sangre, llegar al cerebro y en la zona del hipocampo potenciar procesos de neurogénesis (producción de nuevas neuronas). Este mecanismo podría mejorar los procesos de memoria y aprendizaje”.
Asimismo, cuando los niños y niñas son más activos físicamente, en general les va mejor en los procesos de aprendizaje: “Tienen mejores resultados en pruebas académicas, en resolución de problemas matemáticos y de lenguaje, en comparación a sus pares más sedentarios”.
La situación es crítica, ya que en Chile de cada cinco niños solo uno es activo físicamente y los otros cuatro son sedentarios.
Finalmente, el doctor Jorquera aclaró que si bien el ejercicio por sí solo no es la solución a los problemas de salud, su práctica podría impactar positivamente en la reducción de las alarmantes cifras de inactividad y enfermedades de salud mental que se observan en el país.