Si tiene niños menores de dos años, ponga atención, porque no deberían consumir cualquier tipo de alimento, especialmente cuando en verano podríamos “relajar” la alimentación considerando que estamos en época de vacaciones y abandonar las rutinas que hemos seguido los meses anteriores.
La Guía de Alimentación para el menor de 2 años del Ministerio de Salud recomienda la mantención de la lactancia materna exclusiva hasta los seis meses, sin necesidad de entregar otros alimentos sólidos o líquidos; también incorporar, a partir de esta edad, la alimentación sólida complementaria a la lactancia materna.
Así lo precisan las nutricionistas Sofía Coñuecar Silva y Viviana Díaz Fredes, académicas de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad de Playa Ancha (UPLA), quienes hacen algunas recomendaciones que debemos tener en cuenta si tenemos menores de dos años.
Alimentación complementaria
En relación a la alimentación complementaria, se sugiere incluir alimentos como arroz, fideos, avena, sémola, papas, vegetales y carnes bajas en grasa para la comida, y frutas, crudas o cocidas, solas o mezcladas, sin adición de azúcares ni miel, para el postre y/o colaciones. Subrayan que es importante destacar que, la consistencia de las distintas comidas será mayor en la medida que se produzca la erupción de los dientes y maduren las funciones bucales. Por último, aconsejan que una vez que el niño comience a consumir alimentos sólidos más enteros, es posible empezar a ofrecerles agua, pero sin la adición de azúcar, miel, ni otro saborizante o edulcorante natural o artificial. En cuanto a los jugos, néctares, bebidas o similares, no son recomendados ni necesarios para el desarrollo del niño, por lo tanto, se debe evitar el consumo de este tipo de bebestibles.
“Los niños menores de dos años no sólo deben evitar comer helados y dulces, sino que también golosinas, cereales de desayuno azucarados, chocolates, confites, galletas, pasteles, jugos y bebidas, porque todos ellos son considerados alimentos no saludables, altos en energía, sodio, azúcares y/o grasas saturadas. Por este motivo, no son recomendados para el consumo en menores de dos años. Inclusive en las Guías Alimentarias para la Población Chilena se han estipulado dos mensajes que invitan a la población, en general, a evitar su consumo, lo que nos demuestra que son totalmente desaconsejados en cualquier grupo de edad. Los mensajes que tienen esta orientación son: Si quieres tener un peso saludable, evita el azúcar, dulces, bebidas y jugos azucarados, y lee y compara las etiquetas de los alimentos y prefiere los que tengan menos grasas, azúcar y sal (sodio)”, afirma Sofía Coñuecar.
Consecuencias
Las nutricionistas enfatizan que el consumo de estos alimentos crea hábitos no saludables en los infantes, influyendo sobre la calidad nutricional de la dieta e incluso pudiendo potenciar el aumento hacia el rechazo de las comidas, lo que en el tiempo podría traducirse en alguna deficiencia de vitaminas y/o minerales en el niño(a). Asimismo, el alto contenido de nutrientes críticos de riesgo, especialmente de azúcares, genera efectos perjudiciales sobre la salud, como una mayor prevalencia de obesidad, desarrollo de enfermedades no transmisibles como la diabetes, caries dentales, entre otros.
Agregan que existen estudios que han evidenciado que la nutrición durante los primeros 1000 días, partiendo desde la concepción y hasta los dos años, es fundamental porque sienta la base para la salud a lo largo de toda la vida, una especie de programación temprana, que podría influir sobre el desarrollo y aparición de enfermedades no transmisibles a corto, mediano y largo plazo, especialmente la obesidad.
También debemos estar atentos al mal uso de los edulcorantes artificiales, cuyo efecto en el uso de los niños aún no está tan claro.
“No es recomendable la ingesta de bebidas ni jugos tanto artificiales como naturales en los niños. Por otro lado, tampoco se recomienda el consumo de edulcorantes artificiales como la stevia, sacarina, aspartame, sucralosa, ni de forma directa ni como aditivo en alguna preparación, en este caso en algún jugo o bebida, debido básicamente al kilogramo de peso que tienen los niños, porque como son más pequeños, se podría alcanzar la ingesta máxima tolerable de edulcorante por kilogramo de peso y, además, no hay ningún tipo de suficiente evidencia que nos diga que la ingesta de estos edulcorantes sea seguro en esta etapa de la vida”, dice Viviana Díaz.
Entonces ¿cómo refrescar a los niños menores de dos años? Las nutricionistas sugieren hidratar durante los primeros meses con la lactancia materna. Esto, porque la leche de la mamá contiene el agua suficiente para la hidratación del niño. Después, se recomienda la hidratación con agua y, en el caso de que el niño se rehúse a tomarla, insistir con la ingesta de agua hasta que el niño logre adquirir el hábito. Las frutas congeladas son una buena opción para refrescar del calor a los mayores de 6 meses, que han iniciado ya la alimentación complementaria.