Por Mariela López Medrano
Periodista
En Chile, los problemas de salud mental, constituyen la principal fuente de carga de enfermedad. Ciertas patologías, como es el caso de la depresión, son altísimas en algunos grupos de edad o de sexo, especialmente en la mujer. Hay porcentajes que están cerca del treinta por ciento.
Pero de qué estamos enfermos los chilenos. Los trastornos más comunes son ansiedad y depresión y de ahí se derivan cuadros de angustia relacionados con preocupaciones, factores económicos, familiares, entre otros.
Sin embargo, existen padecimientos que probablemente no son tan frecuentes, pero sí son muy importantes por la gravedad que tienen. En este caso se encuentra la depresión bipolar, que si bien afecta al uno o dos por ciento de la población, cuando se manifiesta, genera alteraciones graves y sobre todo las depresiones más severas, que dan cuadros bipolares, en la fase depresiva.
Pero por qué se da este panorama tan desolador en Chile. Muchos especialistas del área de la salud mental, coinciden en que hay una presión permanente, el tema económico complica mucho, existen jornadas laborales extensas; las condiciones de trabajo son muy determinantes para la estabilidad emocional. Y lo más preocupante es que desde el colegio se entra en una espiral permanente de exigencia, donde se fuerza de forma desmedida a los escolares, desde que entran al sistema educacional.
Chile tiene costos en salud mental, que se derivan de un país que lucha por salir del subdesarrollo, donde se está perdiendo el concepto de calidad de vida, porque desde pequeños tenemos incrustada la impronta de la competencia a toda costa y de la presión por lograr cosas y estatus.
Hay estadísticas que dicen que casi el 60% ha sufrido de tristeza radical alguna vez. Una de las aristas más importantes tiene que ver con la sociedad que hemos construido, donde los ideales han dado lugar a una forma de consumo frenético, y se ha perdido el norte.