El desayuno más delicioso y la marraqueta más crujiente que hayan comido en mucho tiempo tuvieron este martes vecinos de Quintero y Puchuncaví tras conocer la decisión de la empresa AES Andes (ex Aes Gener) de desistir del proyecto de desaladora «Ventanas 3». Este verdadero triunfo para la comunidad vino después de que hace algunos días la Corte Suprema acogiera un recurso de protección presentado por habitantes de la zona y ordenara a la transnacional que la iniciativa de reconversión de una de sus termoeléctricas en una planta desalizadora fuera sometida a un Estudio de Impacto Ambiental.
Fue mediante una carta enviada al Servicio de Evaluación Ambiental (SEA), que la compañía de generación de energía AES Andes (ex AES Gener) informó que dessitió del proyecto de desaladora, mediante el cual se buscaba transformar el Complejo Ventanas, para traer agua a la Región Metropolitana, en una iniciativa conocida como ‘Optimización e Independencia Operacional Planta Desaladora Ventanas’.
Esta iniciativa, cifrada en más de US$ 80 millones, consistía en una optimización de la planta desaladora aprobada ambientalmente en 2019, a través de ajustes al sistema de pretratamiento y la incorporación de un sistema de remineralización, que otorgaba mayor confiabilidad y disponibilidad de la iniciativa, además de producir agua desalada industrial apta para la potabilización. Las obras incluidas en la Declaración de Impacto Ambiental (DIA) también consideraban la implementación de un sistema de bombeo de agua de alimentación de la Unidad 3 del Complejo Termoeléctrico Ventanas, adicional al sistema de bombeo destinado al enfriamiento, permitiendo con ello independizar la operación de la planta desaladora de la operación de la Unidad 3.
Es así como la decisión del máximo tribunal del país, echó por tierra los planes de la filial local de AES Corp al menos por ahora, al considerar que las obras debían ser sometidas a un estudio de impacto ambiental (EIA), cuyo estándar de exigencia es mayor que el de la DIA.
En la sentencia de la Suprema se lee que ‘una real evaluación del impacto ambiental que pueda causar un proyecto debe considerar también las especiales características de la zona donde se emplaza, siendo un hecho público y notorio que el sector Quintero-Puchuncaví es uno especialmente afectado, donde distintos actores ya han comprometido la conservación y protección del medio ambiente, de modo que las medidas apropiadas para su protección no solo deben considerar el proyecto de manera aislada, sino también en su interacción con el resto de las empresas que se ubican en una misma área de influencia, lo cual no ha ocurrido en la especie’.
«No cumplía con la legalidad ambiental»
El recurso de protección que finalmente dio el golpe de gracia a la iniciativa de la empresa fue presentado por el vecino de Puchuncaví, Patricio Vergara, patrocinado por el abogado Alejandro Chaparro.
Luego de conocerse el desistimiento de AES Andes, el jurista insistió que le sigue sorprendiendo «la tozudez» de la empresa al insistir en la legalidad ambiental del proyecto.
«Quien más tenía que hablar que la Corte Suprema, para decirles que el mecanismo que habían ellos elaborado para su aprobación era ilegal (…) Si es tan positivo y tan legal, ¿cuál es el inconveniente de someter a un Estudio de Impacto Ambiental este proyecto y ver los efectos que podría tener? Entonces la negativa hoy día de la empresa a realizar el proyecto y someterlo a un Estudio de Impacto Ambiental, lo que me confirma es lo que hemos sostenido en este recurso, que es que el proyecto hoy día no cumplía con la legalidad ambiental», recalcó Chaparro.
El abogado también añadió que «me pone muy feliz porque efectivamente la comunidad de Quintero y Puchuncaví no va a tener hoy día una empresa más contaminando en la zona y eso es muy bueno».
Por su parte, Patricio Vergara, expresó su felicidad por la decisión tomada por la empresa: «Hoy día me estoy comiendo la marraqueta más blandita, el desayuno más rico que me había servido en muchos días y contento, feliz, por mi comunidad, por la gente de Quintero y Puchuncaví, que hemos sufrido la contaminación por más de 50 años y esperamos ver el cambio. Yo creo que esta es una luz a ese cambio y espero que sigamos en esa vía, ganando terreno a estas empresas que se pretenden instalar acá sin cumplir las normas».