¿Qué esperan los jóvenes de la Convención Constitucional? y ¿cuáles principios debe incluir la nueva Constitución? fueron las preguntas que cruzaron los debates que sostuvo el convencional constitucional Agustín Squella primero, con estudiantes, y más tarde, con profesores de la Escuela de Derecho de la Universidad de Valparaíso donde, además, es profesor hace más de 35 años.
El objetivo era, en el primer caso, conocer de primera fuente cómo están percibiendo los jóvenes y especialmente quienes estudian derecho, el trabajo realizado por la Convención que -después de tres meses de intenso trabajo- culminó la etapa de la instalación tras aprobar los cinco reglamentos, y que, a partir de este lunes 18 de octubre, se apresta a entrar en la discusión de los llamados “temas de fondo”.
En el segundo caso, el encuentro tenía como propósito conocer las ideas, visiones y propuestas sobre principios constitucionales de sus colegas de la Escuela de Derecho, ya que Squella decidió participar justamente en la Comisión de Principios. Hay que recordar que el Pleno finalmente definió trabajar en siete comisiones que son las que redactarán la nueva Carta Magna.
Los alumnos plantearon su inquietud ante la posibilidad de que el trabajo de la Convención se aleje de sus orígenes ciudadanos como la necesidad de definir criterios para mejorar la desigualdad, especialmente en el tema de acceso a la educación.
Con los académicos analizó diferencias entre principios y valores; la importancia de la fe pública; la temática ambiental donde se mencionó el concepto del ecocidio, que ya se está utilizando en el debate constitucional por parte de los eco-constituyentes; cómo mejorara la distribución del poder; el rol de los tratados internacionales y la importancia de que haya una concordancia entre las distintas propuestas que hagan las comisiones para la redacción final.
También, y a propósito de un análisis que hizo el profesor Ricardo Salas -quien realizó un comparado con las anteriores constitucionales que ha tenido Chile, remarcando que la mejor hasta ahora ha sido la Constitución liberal de 1828-, se abordó la necesidad de que haya o no un proemio o introducción (muchas constituciones no lo tienen) ya que, a la luz de la composición de la Convención, podría “octubrizarse”.
En este punto, el convencional Squella considera que lo más adecuado sería redactar el proemio después de que se haya redactado el nuevo texto y no antes, de manera que esté relacionado con el contenido real que se apruebe.
Las ideas y propuestas, que el académico anotó con gran interés, servirán para agregar insumos al debate en la Comisión de Principios Constitucionales que iniciará su trabajo a partir de la próxima semana.