Hace cerca de cinco meses que en el predio de una familia de cuatro integrantes de Colliguay, en Quilpué, se construyó un humedal con el objetivo de retratar y reutilizar alrededor de 250 litros diarios de agua, los que son usados en el riego de árboles frutales.
Esta iniciativa surgió del programa PRODESAL de la Municipalidad de Quilpué, que impulsa un modelo de desarrollo rural con adaptación al cambio climático, a lo que se suma el trabajo que realiza la Universidad de Playa Ancha (UPLA) a través de su participación en el proyecto “Humedales depuradores: Reutilizando agua para la agricultura. Soluciones basadas en la naturaleza para mitigar la escasez de agua a lo largo de Chile (FSEQ210015)” de la Universidad Austral de Chile, financiado por el Fondo Estratégico en Sequía del Ministerio de Ciencia a través de la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo (ANID).
Círculo virtuoso
Fue ahí donde se generó un círculo virtuoso de apoyo a la familia del vecino Ricardo Tobar, entre Antonio Ugalde, profesional de la Dirección Ambiental y Sostenibilidad del municipio y encargado del programa PRODESAL, y la doctora Marisol Belmonte, académica de la Facultad de Ingeniería de la UPLA.
Sus acciones permitieron la construcción de este humedal, con recursos aportados por INDAP, que recibe el agua utilizada por esta familia desde el lavaplatos de la cocina, lavamanos, duchas y lavadero de ropa.
Ese recurso hídrico es analizado cada tres semanas según sus parámetros fisicoquímicos y microbiológicos, por un equipo de la Facultad de Ingeniería de la UPLA, que van a ser corroborados con la norma NCh 1333 que fija los Requisitos de calidad del agua para diferentes usos, en el marco de un proyecto ANID de sequía.
Respecto de la evaluación de la eficiencia del humedal para eliminar elementos sólidos y materia orgánica; y su potencial uso en agricultura, en este caso, para el riego de los árboles frutales, Marisol Belmonte explicó que “preliminarmente, en los monitoreos anteriores hemos detectado que efectivamente el agua que sale del declorador tiene una calidad suficiente para ser utilizada en riego. Por ejemplo, no aparece presencia de coliformes fecales, se ha eliminado lo que es la fracción sólida, la materia orgánica, por lo tanto el humedal como depurador estaría con una buena eficiencia para utilizar su agua tratada en riego. Esto considerando que en el caso del humedal, ubicado en Colliguay, se generan aproximadamente 250 a 300 litros de agua que provienen tanto del agua de la ducha, del lavamanos y del lavaplatos de la cocina”.
Para el vecino Ricardo Tobar Olguín y su familia, el trabajo desarrollado al alero de la Dirección Ambiental y Sostenibilidad del municipio y de la UPLA, le ha permitido contar con alternativas concretas para afrontar la sequía y promover la agricultura.
“Me ha parecido bien, hemos tenido harta ayuda, ha cambiado todo, tengo hartos arbolitos plantados, limones, y ahora con las aguas que estamos aprovechando, estamos bien. (Para) las aguas lluvias, tenemos unos estanques, eso me ha servido harto, y el agua del humedal también. Es que con la escasez de agua hay que aprovechar todas las agüitas, para que no se pierdan”, expresó Tobar..
Mejor calidad de vida
Sin lugar a dudas, el aporte de esta iniciativa puede cambiar las vidas de agricultores, que se han visto afectados por décadas por la falta de agua. Así lo confirma Antonio Ugalde, profesional de la Dirección Ambiental y Sostenibilidad de la Municipalidad de Quilpué.
“Me parece maravilloso esta unión entre la academia, el municipio y la comunidad, que es una apuesta política que hace la alcaldesa Valeria Melipillán para, efectivamente, traer el conocimiento al territorio y trabajar por el bien común a partir del agua. Ha sido increíble la experiencia de ver cómo pequeñas acciones, pequeñas obras, pequeñas inversiones, utilizando los principios de los ecosistemas, las soluciones de base natural, pero también pequeñas tecnologías, le cambian la vida a las personas”, concluyó.
Cabe destacar que desde la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Playa Ancha se seguirá monitoreando el humedal construido y se incorporarán nuevas tecnologías para su medición, gracias al proyecto de sequía de la ANID, como es una estación meteorológica y caudalímetros que permitirán su registro continuo incorporando otras variables al estudio.