Peaky Blinders debe ser hoy, junto a Better Call Saul, la serie más bien hecha vista en los últimos diez años, con personajes entrañables, con un guion perfecto y con, lejos, el mejor soundtrack oído desde que los streaming se tomaron la televisión.
La última temporada es una joya, cada capítulo es un cuento de verdadera belleza. La violencia forma parte de la narrativa y no de manera forzada, sino más bien fluye como si al televidente le rebanaran el cuello.
Cillian Murphy es sin duda hoy uno de los mejores actores de la industria de series desde que surgió con fuerza a principio de 2010.
El cierre de esta obra —del gran Steven Knight— queda en un vacío, con el convencimiento que vendrán más cosas, como sin-off y películas, como bien lo hizo Vincent Gilligan con Breaking Bad.
Totalmente recomendable.
Netflix.