Hablar de María Fernanda Valdés, es hablar de fortaleza, sus grandes y profundos ojos verdes la definen como una de las mujeres poderosas del deporte del alto rendimiento. Sin embargo, a casi tres meses de ser mamá, esos ojos que tantas medallas y orgullo le ha dado a Chile, hoy brillan de una forma distinta por la llegada de su hija Rafaela.
Más radiante que nunca, “Feña” ha vuelto a entrenar y es que su dulce espera terminó al tomar en brazos a Rafaela el pasado 11 de mayo. Sin duda ha sido una dinámica distinta, conciliar la vida de deportista de halterofilia en alto rendimiento y ahora mamá.
Con una ternura impensada, la deportista y estudiante de Ingeniería Civil de la Universidad Andrés Bello, cuenta que “la verdad, estoy muy feliz de ser mamá. Obviamente, ha sido difícil compatibilizar todo lo que implica ser mamá con mi actividad de deportista de alto rendimiento, pero sabes que yo he sido ‘bendecida’ la Rafaela se porta súper bien, ama estar en el gimnasio, no tiene problemas con el ruido es como que viene caído del cielo y eso me hace estar muy tranquila y feliz de que las dos podamos convivir con lo que es mi vida normal y ser madre,” relata emocionada.
Antes de Rafaela…
Haciendo un recuento breve, la estudiante de la UNAB se destacó con los Juegos de Río de Janeiro 2016 y su carrera despegó llenándose de logros. Valdés brilló y desde entonces su carrera ha estado llena de orgullos.
El 2017 fue reconocida con Premio Nacional de Deporte por su trayectoria ejemplar; y el 2018 obtuvo el primer lugar en los Juegos Suramericanos de Cochabamba, Bolivia, y el cuarto puesto en el Campeonato Mundial de Asjabad, Turkmenistán. Posteriormente, logró la mejor marca en los Panamericanos de Lima 2019.
Durante la pandemia, se detuvo todo lo relativo al deporte hasta los JJ. OO de Tokio 2021, en los que no logró participar debido a la lesión en su hombro, propia del trabajo que se realiza por las altas cargas que estos deportistas tienen. Se lo operó para estar al 100% y al mismo tiempo, aprovechó este momento de “descanso” para ampliar su familia junto a su esposo, Jorge Ávalos.
De las pesas a la maternidad
—¿Qué fue lo más desafiante y lo más bonito que ha vivido en este embarazo?
Honestamente, lo más desafiante que he vivido en mi período de maternidad fue el tener que vomitar durante los nueve meses de embarazo y aguantar a cada rato que no podía comer cosas ricas porque, claro, uno dice ‘ya estaré embarazada y podré comer de todo, no me voy a restringir y nadie me va a cuestionar lo que puedo comer y lo que no puedo comer’. ¡Y yo misma me cuestioné todo! Ya que no me dejaban comer nada por los vómitos. Y, lo más bonito sin duda fue el nacimiento de la Rafaela, fue algo tan maravilloso cuando se acopla por primera vez a la ‘pechuga’, lo encuentro demasiado lindo.
—¿Cómo se tomó la noticia de tu embarazó?
La verdad, nosotros planificamos ser papás, no fue algo sorpresivo. Cuando ya supimos que estaba ahí, fue entre nervios y emoción decir «se hizo realidad lo que estábamos buscando y hay que apechugar». Así que feliz y contenta de que la Rafaela venía en camino y fue más felicidad aún porque yo quería una niñita.
—Hoy que Rafaela está con usted ¿cómo ha sido este proceso de maternidad?
Sentí dos emociones, primero de mucha ternura, que un ser tan pequeño dependa de ti, hace que todo te de igual, porque es tan tierno pequeño y hermoso que te conmueve. Pero luego, se vuelve complejo. Porque llora y uno no sabe mucho que hacer, eres mamá primeriza y te vienen los cuestionamientos de que si uno le está dando la suficiente leche, que si está bien con esa leche, que si tiene cólicos. Entonces todo eso fue muy difícil. Pero hoy, que ya ha pasado esa etapa, puedo decir que estoy muy contenta y feliz que esté con nosotros, es una guagüita hermosa, se porta demasiado bien y feliz que nuestra hija.
—¿Por qué se porta demasiado bien?
Porque duerme ocho horas de corrido, toma leche y sigue durmiendo, por lo que es una verdadera bendición para mí, porque yo si debo dormir por lo menos diez horas para mi entrenamiento. Se duerme entre las 8 o 9 de la noche y despierta entre las 2 o 3 AM, toma leche y se vuelve a dormir. Luego despierta entre las 7 u ocho de la mañana, lo que me ayuda bastante para recuperarme del entrenamiento.
—¿Cree que ser deportista de alto rendimiento te dio alguna ventaja para esta tarea?
Para el parto hubo un poco de dificultad, ya que como deportistas tenemos el piso pélvico un poco más fuerte o duro, costó que la Rafaela saliera, fueron 12 horas de parto y ella no salía. Pero claro, en términos de pasar mi embarazo me ayudó muchísimo, de estar de acoplarme a los horarios de ella de poder estabilizarme, así que super bien y puedo decir de verdad que ser deportista va compatibilizado completamente con la tarea de ser mamá.
Entrenamiento y maternidad ¿Se puede?
—Han pasado casi tres meses desde su parto y ha vuelto a entrenar. ¿Cómo ha sido ese proceso?
Honestamente, ha sido súper difícil, en mi mente pensé que sería más fácil. Ha sido bien complejo, principalmente por la lactancia, porque soy 100% pro lactancia, entonces, cuando entrenas los pechos se llenan de leche y te toca ejercitar en un deporte de impacto hay cierta incomodidad y claro, hay muchas cosas que uno piensa que son más fáciles y en realidad son más complejas, como: la fuerza y la recuperación del hombro, pero, ¡qué puedo decir! Verle la sonrisa a la Rafaela cambia todo y hace que todo sea posible.
—¿Se has sentido discriminada por ser mamá y deportista de alto rendimiento?
Hasta ahora no me he sentido discriminada, pero siempre está el comentario desubicado – como todo en la vida- pero yo creo que a veces hay gente que peca de desubicada y no es que lo quiera hacer sentir, pero claro, este es un deporte de hombres, bien machista. Sin embargo, yo siempre me he sabido destacar y he sabido salir adelante en ese tipo de adversidades así que, si me hubiesen dicho algo directamente la verdad no me hubiese importado nada.
—¿Pensó en algún momento que su hija podía parar su carrera?
No, siempre lo llevé de la mano y era una etapa que yo quería vivir y siempre la postergué por el deporte y bueno en su minuto, por alguna complicación hubiese tenido que parar el deporte, la hubiese recibido de la misma forma que la recibí a la Rafaela, es un cambio tan hermoso que ni siquiera eso estuvo en mi mente.
—¿Qué les diría a todas las deportistas de alto rendimiento que no quieren ser mamás por el temor de perder sus carreras?
Que se equivocan. Uno al ser mamá es como que volvieras a nacer, pasar por el parto de la Rafaela fue como si yo hubiese nacido de nuevo, todo tiene otro sentido. Mis dolores, ya no son dolores, el sentido por el cual te mueves es otro y es maravilloso. Tienes más fuerza y valor para afrontar todo.
Cuando eres mamá y tiene una lesión, como es mi caso, a mí me pronosticaron seis meses para volver a entrenar. Entonces, cuando tomé la determinación y quedé embarazada, en tres meses hubo un cambio, entre la hormona y todo lo que genera llevar un niño en el vientre. Mi recuperación fue menor, en tres meses, en la mitad del tiempo, yo ya estaba operativa. Sin embargo, como estaba embarazada tuve que esperar.
Es súper importante que las deportistas sepan que el embarazo es beneficioso y no es contradictorio, ya que las mujeres generan un poco más de fuerza y resistencia.
—¿Qué le dijo el médico y su familia cuando volviste a entrenar? ¿Alguien se opuso a ello?
¡Me dijeron que estaba loca! (ríe)… No la verdad, nadie se opuso de mi familia, si se preocuparon, pero incluso el médico lo encontró bueno. Por algo fue el mismo que insistió tanto en que tuviera parto normal. Y yo también, por el tema de que volviera a entrenar lo antes posible y sin tanta demora en la recuperación. Y, bueno, todo el mundo apoyándome para salir adelante, porque también la falta de entrenamiento físico me tenía un poco deprimida, por no retomar mis actividades habituales.
—¿Deprimida en qué sentido? ¿Cómo depresión postparto?
En algún momento sospeché que pudo ser depresión postparto. Me di cuenta de ello, cuando estaba en la casa sola y uno se ve como con un cambio, o sea, tu independencia ya deja de ser tu independencia. Te das cuenta de que un ser que depende de ti. Y una persona tan activa como yo tenía que estar en la casa todo el día y como mamá primeriza, uno no va al baño, uno no se viste, no hace nada porque no podía dejar a la Rafaela sola porque esa sensación de que le pueda pasar algo al bebé y tu no estar presente simplemente te aterra.
Entonces yo empezaba a llorar, estaba muy decaída, no tenía ganas de nada y ahí me di cuenta que, claro, iba para allá (a la depresión post parto). Afortunadamente me percaté, pesqué mis cosas y me fui al gimnasio y dije no, esto está mal y va para depresión post parto. Así que en una semana ya estaba súper bien y podía congeniar bien todo, así que feliz y afortunadamente lo detecté a tiempo.
—¿Cómo va con su entrenamiento tienes que perder peso del embarazo?
De mi embarazo subí 16 kilos, que ya bajé. Hoy tengo que bajar 20 más porque estoy en otra categoría. Así que empecé a trabajar en ello. Mi entrenamiento es suave, preparación física y un poco de levantamiento de pesas. Pero estoy enfocada este semestre en sacar la universidad, avanzar en lo que más pueda y tener una pronta recuperación, para en enero del 2023 dedicarme al 100% al entrenamiento de los Juegos Panamericanos.
—¿Cuáles son sus proyecciones hoy como mamá y deportista?
Puedo englobar todo en lo mismo. Las proyecciones son estar el próximo año en los Juegos Panamericanos, que es la prueba fundamental que tenemos el 2023 y lo siguiente es ir a los JJ. OO, tratar de obtener lo que vinimos a buscar en Tokio y no se pudo por la lesión y espero que sea lo que Dios quiera y ojalá obtener los resultados en base al trabajo que vamos a realizar.