Esta mañana el Presidente Gabriel Boric realizó su primera declaración ante la Asamblea General de Naciones Unidas, en Nueva York, Estados Unidos. Luego de los discursos de los jefes de estado de Brasil y Senegal, el Primer Mandatario dio su discurso, que incluyeron temas nacionales e internacionales.
Estos son algunos de los temas tocados por la máxima autoridad nacional.
Crisis internacional:
«Vivimos en una época de profundas incertidumbres y sobresaltos, en la que es claro que no existen naciones, estando todas aquí representadas, que sean aisladas o inmunes a los sobresaltos, a lo que acontece a nivel global, y en esto nuestro país, por cierto, no es la excepción. Así, la guerra de agresión, la injusta guerra de agresión desatada por Rusia en Ucrania —pueblo al que le expresamos nuestra solidaridad— empujó al alza el precio de los combustibles y causó desabastecimiento de granos y fertilizantes, causando un fuerte impacto en nuestra economía y, de seguro, también, en las de muchos de ustedes».
«También, y aunque esto cueste a veces hablarlo, la guerra comercial entre Estados Unidos y China desatada en 2018, bajo la administración anterior de Trump, como también la pandemia, desestabilizaron la economía global y afectaron, también, la nuestra, como seguro, también la de ustedes».
«En otra dimensión, la crisis humanitaria en Venezuela producto de ya su prolongada crisis política, ha generado un flujo migratorio que es inédito en nuestra región y en nuestro país, poniendo una presión tremenda sobre nuestras instituciones y nuestra sociedad».
Proceso político en Chile:
«Chile vive actualmente un intenso proceso político. Hace casi tres años debimos hacer frente a una grave crisis política y social. Durante aquellos días, una gran mayoría de chilenos y chilenas manifestó su malestar frente a la desigualdad y los abusos. Su indignación frente a las largas esperas para recibir atención en la salud pública. Su hastío frente a las millonarias deudas por estudiar. Su rechazo a las pensiones de miseria después de largos años de trabajo. Es quizás una historia conocida para muchos de ustedes».
«Dentro de pocos meses, se cumplirán 50 años desde que el Presidente Salvador Allende, desde esta misma testera que tengo el honor de estar hoy día, diera cuenta de los importantes cambios sociales y políticos que vivía nuestro país. Porque somos un país que lleva largo tiempo buscando su camino propio hacia la dignidad y, si bien durante los gobiernos democráticos de los últimos 30 años se redujo notablemente la pobreza y hubo importantes avances en materia social, resulta indesmentible que el modelo de desarrollo que adoptamos en Chile ha mantenido una alta concentración de la riqueza, llevándonos a ser uno, y esto nos duele, colegas, uno de los países más desiguales del mundo».
«Esta desigualdad, como de seguro también pasa en muchas de las naciones en vías de desarrollo, ha obstaculizado nuestro camino al desarrollo, pero no sólo eso es una amenaza latente para la democracia, pues fractura la sociedad misma, destruye la cohesión social y, por lo tanto, termina siendo un impedimento para entendernos y construir juntos y juntas un devenir que sea más libre y más justo».
Estallido social:
«El estallido social que viviera Chile en 2019 dejó perplejos a muchos observadores, algunos de ustedes, que preguntaban qué está pasando en este país y también algunos actores de la vida nacional. Y es que a muchos les llamó la atención que un país que ha logrado índices importantes de crecimiento económico y de desarrollo humano que dan cuenta de importantes mejoras en la calidad de vida de su población, se haya visto enfrentado, a la vez, a una crisis tan profunda».
«Desgraciadamente, lo que ocurrió en mi Patria no fue casual, no fue casualidad, sino la consecuencia de innumerables historias de dolor y postergación que se fueron incubando y afectando el corazón mismo de nuestra sociedad. Y quiero decirles que aquello, aunque no se espere, puede pasar en sus países también. Por eso los quiero invitar a anticiparse, anticiparnos todos juntos en la búsqueda de una mayor justicia social. Distribuir de mejor manera la riqueza y el poder debe ir de la mano con un crecimiento sostenible. Y tengo la profunda convicción que espero sea compartida, que aquello es posible y es urgente».
«Desgraciadamente, debo decirlo porque acá uno no puede solamente venir a hablar de las cosas buenas, este descontento se manifestó también en graves episodios de violencia, como la inaceptable quema de estaciones de metro y la vandalización de centros cívicos. Y, por otro lado, r producto de la acción del Estado, lo que constituye, desde el punto de vista de nuestro Gobierno y de organismos internacionales de derechos humanos, en una grave violación a los derechos humanos que debe ser reparada y así lo será».
Nueva Constitución:
«La salida para caminar en la solución pacífica y democrática de la crisis que vive nuestro país fue un acuerdo importante entre las principales fuerzas políticas que permitió la elaboración de una ruta hacia la redacción de una nueva Constitución, una que fuera capaz de sentar las bases de un nuevo contrato social».
«Esta ruta impulsada por la sociedad chilena desde la protesta y la lucha social, y encausada políticamente por diversas instituciones, fue refrendada por un plebiscito de entrada en donde un 80 % de los votantes se manifestó a favor de una nueva Constitución escrita por un órgano especialmente electo para aquello».
«Y el desafío no es menor. Consiste en lograr, como nunca antes en nuestra historia, una Constitución democrática escrita con participación ciudadana, con participación de los pueblos indígenas y con paridad entre hombres y mujeres. Una Constitución para todos y todas, pero también hecha por todos y todas».
«Hace algunas semanas, sin embargo, el trabajo realizado por la Convención Constitucional entre 2021 y 2022 fue sometido a consulta ciudadana a través de un plebiscito en el que los chilenas y chilenas participaron de nuevo masivamente, un 85 % de participación. Y en este evento electoral, los ciudadanos rechazaron, de manera clara, la propuesta por un 62 % contra un 38 % por lo que hoy como país estamos buscando nuevas fórmulas para construir ese lugar de encuentro entre todos los chilenos y chilenas».
«Mi opción personal en ese plebiscito fue de aprobar la propuesta que nos hacía la Convención, pero el resultado fue el contrario. Algunos han querido ver el resultado del plebiscito como una derrota del Gobierno. Y con toda humildad quiero hoy día decirles a estas Naciones Unidas que nunca un gobierno puede sentirse derrotado cuando el pueblo se pronuncia. En democracia, la palabra popular es soberana y es la guía para todo momento».
«Pero ¿por qué les hablo de esto? Porque, a diferencia del pasado, en que las diferencias en Chile fueron resueltas a sangre y fuego, hoy las chilenas y los chilenos acordamos enfrentar de manera democrática nuestros desafíos».
«Y se los cuento porque estoy seguro de que uno de los principales desafíos de la humanidad hoy día es el de construir democracias que de verdad le hablen y escuchen a la gente y que acepten los resultados cuando no son los esperados. Quienes asistimos a esta asamblea tenemos el deber de mejorar nuestras democracias».
«Durante las multitudinarias jornadas de movilización la palabra dignidad se hizo presente (…) Pues bien, ese mismo pueblo se acaba de expresar dándonos una lección de democracia que tomamos. Chile le ha exigido a su democracia y a sus actores políticos estar a la altura de sus demandas y el desafío de hoy que tenemos nosotros es estar, también, a la altura de ellas».
«Como Gobierno, hemos recogido los resultados del reciente plebiscito con los ojos y el corazón bien abiertos. Queremos escuchar lo que el pueblo nos está diciendo porque confiamos en su criterio y confiamos en su voluntad. Y hay cosas que hemos entendido muy claramente que quiero, brevemente, compartir con ustedes. Los resultados son la expresión de una ciudadanía que demanda cambios sin poner en riesgo sus logros presentes. Que quiere un mejor futuro construido con seriedad y sin caer en nuevas inseguridades. Un futuro de cambio con estabilidad».
Campo internacional:
«Por eso, y ya terminando, los invito a trabajar en conjunto para fortalecer la democracia en todos los espacios, en cada país y en la relación entre nosotros. Necesitamos una voz unida de América Latina, necesitamos más trabajo conjunto desde el sur global, necesitamos unas Naciones Unidas modernizadas en todos nos pongamos mismos objetivos».
«(Comprometernos) desde el multilateralismo con la justicia y la paz, en todo momento y en todo lugar, a realizar las acciones que sean necesarias y no solo declaraciones para detener la injusta guerra de Rusia contra Ucrania y poner fin a todos los abusos de los poderosos en cualquier lugar del mundo. A movilizar nuestros esfuerzos por detener la violencia contra las mujeres, sea en Irán, en memoria de Mahsa Amini muerta en manos de la policía esta semana, o en cualquier lugar del globo».
«A no naturalizar las permanentes violaciones a los derechos humanos contra el pueblo palestino, haciendo valer el derecho internacional y las resoluciones que año tras año esta misma asamblea establece que conduzcan a su derecho inalienable a establecer su propio Estado libre y soberano, como también a garantizar el legítimo derecho de Israel a vivir dentro de fronteras seguras e internacionalmente reconocidas. A seguir trabajando para contribuir a la liberación de los presos políticos en Nicaragua, y trabajar para que en ningún lugar del mundo tener distintas ideas del gobierno de turno pueda terminar en persecución o vulneración de derechos humanos».