En el Día Nacional del Medio Ambiente, saltan a la luz múltiples cifras que involucran diferentes ámbitos del factor medio ambiental, entre ellos, su efecto en la urbanización y las ciudades. Así lo evidencia la Organización de las Naciones Unidas (ONU), en su Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) 11 Ciudades y Comunidades, al revelar que las ciudades del mundo ocupan solo el 3 % de la tierra, pero representan entre el 60 % y el 80 % del consumo de energía y el 75 % de las emisiones de carbono.
Este ODS 11 indica que la rápida urbanización está ejerciendo presión sobre los suministros de agua dulce y aguas residuales. Es más, hace seis años el 90 % de los habitantes de las ciudades respiraba aire que no cumplía las normas establecidas por la Organización Mundial de la Salud (OMS), lo que provocó 4,2 millones de muertes por contaminación atmosférica.
Estos antecedentes, demuestran que la planificación urbana es vital el desarrollo humano, el cuidado y protección del entorno ambiental. Bajo esa óptica, la Dra. Beatriz Mella, directora del nuevo centro CIUDHAD de la Universidad Andrés Bello y especialista en la materia, explica que las ciudades deben avanzar y planificarse como “Ciudades Sostenibles”.
“Avanzar hacia Ciudades Sostenibles implica considerar con igual importancia el desarrollo económico, social, medioambiental y la gobernanza que nos permite tomar decisiones consensuadas entre quienes vivimos en las ciudades”, comenta.
En términos medio ambientales, las políticas públicas cumplen un rol preponderante a la hora proteger, prevenir e incentivar el cuidado por el medio ambiente, no obstante, Mella, indica que, de acuerdo, al estado actual del país y global, “las Ciudades Sostenibles tienen el desafío de ser pensadas como una urgencia para mejorar la calidad de vida de las personas hoy, y hacia los años venideros. Cambiar la manera en que piensan los tomadores de decisiones es relevante, y que sea explícita la forma en que generan políticas y acciones determinadas en mejorar la sostenibilidad en sus diversas dimensiones. Los gobiernos locales y regionales tienen gran responsabilidad porque tienen una escala que permite comprender mejor y transformar sus territorios”.
La experta de la UNAB considera que “la responsabilidad pasa por establecer cuáles son los mecanismos y las herramientas que permiten acelerar los procesos de sostenibilidad en el largo plazo. Esto quiere decir, no solamente plantearlo como una problemática, sino que levantar cuáles son las instancias a nivel de financiamiento, planificación, competencias técnicas que existen. Incluir también a los gobiernos regionales, incorporarlos a mesas técnicas y en procesos de decisión. Resulta apremiante encontrar mecanismos para incorporar mejores procesos de participación y coproducción desde y con las comunidades, especialmente hoy que tienen problemas relacionados con la sostenibilidad social y medioambiental, para que los cambios sean profundos”, argumenta.
Construcción
En ese contexto, la directora de CIUDHAD UNAB, detalla que la importancia de la planificación urbana para las Ciudades Sostenibles, es fundamental, especialmente, por su implicancia sostenibilidad medioambiental, que es uno de los pilares de que se contemplan a la hora de avanzar hacia la construcción de estas urbes más amigables con la biodiversidad.
“Se debe considerar que se trata de construir ambientes que consideren los impactos y los costos de estar entorno urbanizado, como en general son los costos de la contaminación ambiental; atmosférica y la acústica, además, de otros efectos que estamos viendo que están impactando cada vez más en las escalas locales, como son el cambio climático a través de las islas de calor o contaminantes de efecto invernadero”, expone.
La experta en salud urbana, participación ciudadana y derecho a la ciudad del Campus Creativo de la U. Andrés Bello, agrega que “un entorno sostenible a considera planificar y proyectar estrategias de armonización, tales como; áreas verdes con bajo consumo hídrico y pensadas sosteniblemente en los costos medio ambientales del agua, en que hay espacios de sombra y recreación que están asociados a la vegetación existente en estos entornos”.
Y añade “Por ejemplo, una manera de planificar sosteniblemente desde lo medio ambiental es considerar proyectos de vegetación de bajo consumo hídrico y, que dicha iniciativa, participe de una comunidad ayudando a decidir cuándo, dónde y cómo se gestionará. Esto es avanzar en la sostenibilidad social y gobernanza. Si ese proyecto permite promover economías locales, el proyecto se implementa con los diversos pilares de la sostenibilidad”, resalta.
Asimismo, Mella realiza un análisis mucho más detallado cuando al planificar Ciudades Sostenibles ayudan a disminuir la contaminación ambiental y atmosférica, pero abarca mucho más. “La contaminación también está vinculada a la industria y sus procesos, los cuales son importantes en el progreso de una ciudad. Por ejemplo, en el área de la construcción, que es una de las industrias que más emite contaminantes medioambientales, se de pensar en torno a la disponibilidad de materiales y procesos limpios, lo que implica un desafío, porque hoy existe un déficit de viviendas, lo requiere acelerar los procesos de la construcción”, detalla.
Otra de las aristas que la urbanista analiza es la contaminación por el transporte, que es una de las industrias que más contaminación genera en las urbes. “Para eso es importante políticas que estén centradas en el fomento y el incentivo al uso de una movilidad sostenible a través del transporte público. Actualmente, el Gobierno, está trabajando en proyectos que promueven la electro movilidad del transporte público, no solamente en Santiago, sino que también en regiones. Eso es fundamental porque permite que la flota de buses baje las emisiones considerablemente”, dice.
Además, Mella comenta que “más del 40% de los viajes en Santiago son hechos a pie y para facilitar que siga aumentando la cantidad de ciudadanos a pie, es necesario generar programas de recuperación de pavimento. Lo que ayuda a generar más espacios para el peatón y ciclistas de manera segura”.
Finalmente, en esa misma línea añade que, “incluso, pensar en una redistribución vial de las calles. Que el 80 o 90% no esté constituida para el uso del automóvil, sino que se incluya un mayor porcentaje del perfil de la vía para usos de los peatones y de movilidad activa, que no solamente son las bicicletas, sino que son una serie de micro movilidades que están surgiendo a raíz del uso de nuevas tecnologías”, concluye.