El ex Ministro de Relaciones exteriores, Heraldo Muñoz (PPD), reveló sus vivencias durante el 11 de septiembre de 1973, cuando era militante del Partido Socialista, durante la reedición de su libro «La sombra del dictador».
Sobre lo que vivió esa jornada, el político señaló que «Yo había llegado muy tarde desde Valparaíso, donde yo era supervisor nacional de los Almacenes del Pueblo. Una experiencia muy notable de distribución de alimentos a través de los almacenes instalados en poblaciones donde no había comercio establecido. Y eso significaba la organización de los propios pobladores para instalar ese almacén. Nosotros le dábamos infraestructura desde Montserrat, que era la base de Almacenes del Pueblo, para la instalación del almacén, pero todo lo demás lo tenía que hacer los pobladores desde arrendar un camión , y nosotros le entrenábamos en las mercaderías».
«Ellos tenía que hacer las ventas y luego nos pagaban a nosotros. Entonces era una experiencia de organización de base muy notable. Yo había ido a Valparaíso para justamente supervisar lo que estaba pasando allí con los almacenes. Y volví muy tarde a Santiago y desperté relativamente tarde como a las siete. Desperté sobresaltado por los ruidos y por lo que estaba transmitiendo la radio. Me levanté rápido, me duché, tomé un café 1s y era claro que estaba ocurriendo un golpe de Estado y como sabíamos que eso podía pasar, porque era un secreto a voces que habría posiblemente un golpe de Estado contra Presidente Salvador Allende», añadió el ex presidente del PPD.
«Yo era militante del Partido Socialista y fui a la sede del Partido Socialista. Tomé un revólver de calibre 32 que tenía. Y tuve que ir a buscar unos cartuchos de dinamita. Yo tenía instrucción para militar que había recibido en el PS y sabía cómo manejar explosivos. Y teníamos unos cartuchos de dinamita que yo había dejado en la casa de un compañero del barrio, en la Estación Central, que no tenía militancia en el barrio», relató el Ex Ministro Secretario General de Gobierno durante la Presidencia de Ricardo Lagos.
«Y escondimos allí los cartuchos dinamita y le di la instrucción que tenía que rotar los cartuchos regularmente, porque si no la dinamita se vuelve inestable. Los cartuchos dinamita sudan, es la nitroglicerina sale y se transforma en algo altamente explosivo con cualquier movimiento. Bueno, llegué a buscar los cartuchos de dinamita y estaban envueltos en un paño totalmente húmedo y me confesó que no había tocado durante meses esos cartuchos de dinamita. Por lo tanto, estaban básicamente inservibles y los tomé, me los puse al cinto y me fui al lugar donde nos íbamos a encontrar, en una maestranza», concluyó el secretario de Estado durante el segundo Gobierno de Michelle Bachelet.