En la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Valparaíso se desarrolla el seminario técnico avanzado “Plantas desaladoras en Chile: conocimiento, oportunidades y desafíos”, con la presencia de investigadores, expertos, académicos, estudiantes, y representantes de entidades públicas y privadas.
La cita, organizada por la Escuela de Ingeniería Civil Oceánica, tiene por objetivo revisar el estado actual del conocimiento sobre desalación en Chile desde el punto de vista socioambiental, legal y del uso de tecnologías.
Juan Fierro, secretario ejecutivo del Comité Oceanográfico Nacional (CONA), una de las organizaciones organizadoras, cuenta que “esta iniciativa es relevante para nuestra institución, cuyo objetivo es llevar la ciencia a los ciudadanos, de la mano de especialistas, profesionales y directivos de servicios públicos y privados. Esta jornada nos permite intercambiar experiencias sobre aspectos como el cambio climático y el impacto de las plantas a nivel de costa”.
En tanto, Andrés Caamaño, presidente del Grupo de Trabajo de Contaminación Marina del CONA, señala que “la idea es discutir si las plantas desaladoras podrían ser una alternativa en Chile, analizando su factibilidad, las inversiones asociadas, la tecnología y su impacto. El país no tiene una cultura de desalinización como Arabia Saudita, Israel o España, pero las plantas se van a quedar, como una solución para el consumo humano, y también como recurso para la actividad industrial. La idea es promover estas conversaciones para ir aprendiendo y generar conocimiento, para que los tomadores de decisión puedan tener información para la legislación o políticas públicas”.
Patricio Manríquez, ecólogo marino e investigador del Centro de Estudios Avanzados en Zonas Áridas de Coquimbo, es uno de los expositores, quien analiza la respuesta de los organismos del maritorio, como invertebrados y algas, a condiciones de salinidad extremas, asociadas a las descargas de plantas desaladoras.
“Tenemos una crisis de agua, pero el conocimiento para implementar medidas de mitigación a los efectos negativos de la desalación debe ser generado en Chile. Por eso, esta es una instancia donde los científicos pueden exponer sus resultados y las dificultades para investigar. Podemos dar soluciones y recomendaciones prácticas factibles de implementar”, asegura.
Mientras, Jorge Bravo, gerente de Medio Ambiente de Minera Candelaria, explica que “desde hace unos diez años tenemos una planta desalinizadora en la bahía de Caldera. El objetivo es contar esa experiencia y mostrar cómo desde el diseño se puede minimizar sus impactos. La desalinización es la solución para el abastecimiento de agua en el corto, mediano y largo plazo. Privados y públicos debemos centrar los esfuerzos en el abastecimiento de agua potable, tanto para consumo humano, como para los industriales”.
Luisa Corrotea, presidenta del comité Agua Potable Rural (APR) de caleta Los Hornos, ubicada en la comuna de La Higuera, en la provincia de Elqui, Región de Coquimbo, expondrá su experiencia de casi veinte años con una desaladora.
“Nos interesa dar a conocer el trabajo de nuestra planta para que sea replicado en otras partes. Por la enorme sequía que hay, sobre todo en la comuna de La Higuera, tenemos que dar a conocer nuestra experiencia. Tenemos un mar donde los gobiernos tienen que invertir, porque necesitamos agua para los habitantes, ya que la sequía no es sólo en Chile, sino a nivel global”, señala.
Carlos Foxley, presidente de la Asociación Chilena de Desalación y Reúso, Acades, manifiesta que “en Chile debemos contribuir, mediante el reúso y la desalación, a que todas las personas y actividades puedan tener acceso al agua, a través de procesos que se desarrollen en armonía con las comunidades y el medio ambiente. Sin agua, no hay vida. Al disminuir la disponibilidad de las fuentes de agua que tradicionalmente ocupamos, el mar es la nueva alternativa”.
“Proyectamos un aumento importante de uso de agua desalada en el sector industrial, especialmente en la minería, como también en algunas ciudades costeras e incluso en riego de algunos cultivos, tal como ocurre en países como España e Israel. Actualmente, Chile es el país de América Latina con mayor capacidad de desalación, con 23 desaladoras en operación y con una capacidad instalada total del orden de 9.500 L/s”, asegura.
Por su parte, Felipe Caselli, director de la Escuela de Ingeniería Oceánica, expresa que “para nuestra unidad académica es importante participar de estas instancias. La implementación de plantas desaladoras incluye diversas áreas de desarrollo de los profesionales que se forman en nuestra Escuela, por lo que nos interesa apoyar directamente las instancias de discusión y generación de conocimiento”.