En tiempos donde los grandes ídolos del deporte suelen despedirse con estadios repletos y homenajes multitudinarios, Claudio Bravo eligió un camino distinto. El excapitán de la selección chilena, bicampeón de América y referente internacional, decidió cerrar su carrera con una gira por las regiones de Chile, impartiendo clínicas de fútbol a niños y niñas, acompañado, en parte de este camino por un equipo de profesores y estudiantes de nuestra universidad.
Este gesto, lejos de los focos y la ovación fácil, habla de un legado más profundo: el de inspirar desde la cercanía, la formación y el compromiso social. Bravo no solo compartió su experiencia como arquero de élite, sino que también abrió espacios de aprendizaje y motivación para futuras generaciones, muchas de las cuales jamás habían tenido la oportunidad de estar cerca de un referente deportivo.
Valoro profundamente esta alianza que une deporte, academia y comunidad. Nuestros estudiantes no solo vivieron una experiencia formativa única, sino que también fueron parte de un proyecto que encarna los valores que promovemos: inclusión, excelencia y vocación de servicio.
Claudio Bravo eligió despedirse educando. Y en esa elección, nos deja una lección que trasciende el fútbol.
Jaime Fillol
Director Instituto del Deporte y Bienestar U. Andrés Bello