El más reciente informe del Observatorio del Contexto Económico de la Universidad Diego Portales (OCEC-UDP) volvió a encender las alertas: Chile destinó en 2023 solo 0,41 % de su PIB a investigación y desarrollo (I+D), muy por debajo del promedio de los países de la OCDE (2,68 %).
El estudio revela además que el sector privado aporta apenas el 39,8 % del financiamiento en I+D, frente al 65,3 % promedio de la OCDE. En contraste, la educación superior representa el 17,8 %, más del triple del promedio internacional, lo que evidencia una estructura poco equilibrada y con baja participación empresarial.
Diversas voces del sector privado coincidieron en que es urgente reforzar la colaboración entre Estado, empresas y academia, y avanzar hacia políticas públicas que incentiven la inversión en innovación y desarrollo tecnológico.
Patricio Jarpa, gerente general de Nanotec Chile, señaló que “el nuevo informe sobre inversión en investigación y desarrollo muestra una realidad que no podemos ignorar: Chile sigue muy por debajo del promedio internacional. Mientras la OCDE destina cerca del 2,7 % de su PIB a I+D, nuestro país solo alcanza el 0,41 %».
«La innovación es clave para el crecimiento y la competitividad. Por eso, es fundamental que las empresas inviertan más en desarrollo tecnológico y que exista una colaboración más fuerte entre el mundo privado, el académico y el Estado. Hay talento y capacidad, pero faltan más incentivos y una política sostenida que impulse la investigación aplicada para construir un Chile más innovador y sostenible”, afirmó Jarpa.
Desde el ámbito financiero y contable, Patricio Gana, director ejecutivo de AK Contadores, destacó la necesidad de fortalecer los mecanismos que permitan a las empresas invertir más en innovación.
“Los últimos datos sobre inversión en I+D nos muestran que Chile está muy lejos del nivel que requiere para avanzar con fuerza en innovación. Es vital que el mundo empresarial, la academia y el Estado trabajen juntos, y que haya mecanismos claros para que las compañías inviertan más en desarrollo tecnológico. Hay voluntad, talento y proyectos, pero muchas veces faltan estímulos, recursos o políticas coherentes para convertir esas ideas en resultados concretos”, expresó Gana.
Por su parte, Álvaro Barías, cofundador y CCO de My Way, subrayó la necesidad de incorporar la innovación como una práctica cotidiana dentro de las organizaciones.
“La innovación no es solo una meta, sino una forma de operar que debe permear cada empresa, sin importar su tamaño. Los últimos datos del país -con un gasto en I+D que apenas alcanza el 0,41 % del PIB- muestran que estamos ante un gran desafío, pero también frente a una gran oportunidad.
Si queremos que Chile avance en competitividad, es imprescindible que las empresas se sumen activamente al esfuerzo: que inviertan, que colaboren, que transformen la investigación en productos, servicios y modelos de negocio”, concluyó Barías.




















