Cada año, el Día Mundial de la Diabetes nos invita a reflexionar sobre un mal que afecta a más de un 12% de la población adulta en Chile, según la Federación Internacional de Diabetes. Pero, seguimos hablando poco de un componente que determina el éxito del tratamiento y la calidad de vida de quienes conviven con ella, y que tiene que ver con la disponibilidad, distribución y acceso equitativo a los dispositivos e insumos médicos necesarios para su control diario.
La diabetes no se controla solo con indicaciones clínicas o educación en autocuidado. Requiere, de manera permanente, elementos como tiras reactivas, lancetas, sets de infusión, sensores y dispositivos de monitoreo continuo. También requiere acceso a bombas de infusión de insulina, que son dispositivos médicos complejos, con cadenas de abastecimiento y mantención específicas. Todo esto debe estar disponible en el momento preciso, ya que cuando los dispositivos no llegan o arriban tarde, el proceso terapéutico se interrumpe. Y cuando se presenta este escenario, no hablamos solo de incomodidad. Hablamos de riesgos reales para la salud.
Este desafío se vuelve aún más crítico en regiones o zonas alejadas, donde la distribución puede ser irregular. Así, mientras algunas personas acceden a tecnologías actualizadas de monitoreo continuo, otras deben esperar semanas para obtener insumos básicos. Esa desigualdad no depende sólo del sistema clínico, sino de la infraestructura logística que sostiene el tratamiento.
En Grupo Ahona trabajamos justamente en esa etapa que casi nunca se menciona públicamente, pero que aborda todo lo anterior: asegurar que los dispositivos e insumos médicos para el manejo de la diabetes lleguen con trazabilidad, continuidad y control. Y, junto a ello, garantizar que los elementos utilizados (lancetas, agujas, sensores o componentes plásticos) sean gestionados de manera responsable como residuos médicos, porque tampoco son desechos comunes.
La logística no es un detalle técnico. Es una dimensión de equidad y continuidad del tratamiento. Cuando funciona, evita complicaciones y mejora la vida. Y cuando falla, lamentablemente la brecha sanitaria se ensancha.
Este 14 de noviembre, ampliemos la conversación. La salud no sólo ocurre en la consulta médica, sino también en el trayecto que siguen los dispositivos e insumos hasta el paciente. Si queremos un país donde todas las personas puedan controlar su diabetes con dignidad, debemos fortalecer esa cadena. Porque la continuidad en el acceso también es parte del cuidado.
Por Pamela Schwerter
Gerente general de Grupo Ahona




















