Alberto Blest Iceta
Director de Carrera Trabajo Social Universidad de Las Américas, Sede Viña del Mar
En el año 2007 la Asamblea General de las Naciones Unidas proclamó el 20 de febrero como el Día Mundial de la Justicia Social. Este es un principio fundamental e indispensable para la convivencia pacífica, próspera y democrática en los países y entre ellos. La promovemos al eliminar las barreras que enfrentan las personas a diario para acceder legítimamente a sus derechos y la defendemos al fomentar la equidad de género, los derechos de los pueblos originarios y de la población migrante.
Es básico cerrar las brechas de desigualdad para lograr la justicia social y, por tanto, se hace necesario comprender el rol que cumplen autoridades, líderes, comunidades, la política pública y social, la legislación vigente, los municipios, las organizaciones, la empresa privada, para activar formas que permitan construir una sociedad más justa, donde todos podamos sentirnos parte de un mismo lugar y podamos disfrutar de una convivencia sana y de una garantía en derechos sociales que nos permitan estar protegidos en momentos de crisis.
Cuan relevante se hace hoy este día en nuestras consciencias, en momentos donde existe brecha de sueldos entre hombres y mujeres en funciones similares, donde no se considera remunerado el trabajo doméstico de la mujer en casa, donde existe un tránsito migratorio en búsqueda de mejores oportunidades, donde existe una discusión en el trato hacia nuestros pueblos originarios, donde las personas en situación de discapacidad debieran tener los mismos derechos que todos a transitar libremente en una ciudad amigable y preparada para incluirlos.
Son tantos los elementos por observar y es tan relevante sensibilizar en la importancia de la Justicia Social como un principio rector de nuestro actuar diario y consciente.