Por José Ossandón
No cabe duda que hoy somos un número, o sea, siempre lo fuimos pero hoy te lo gritan a la cara y eso te pone mal. Anoche no pude dormir pensando en que no solo Chile se está yendo a los quintos infiernos, sino que el mundo en su totalidad.
El otro día una tuitera escribió en su muro: “A esta altura de la vida, que nos caiga encima el Apocalipsis, lo siento más como una bendición que una maldición”. Me dejo mal esa reflexión. Una honesta forma de decir que de esperanza queda poco o nada, y que la idea de un Cristo bajando de los cielos, destruyendo todo a su paso para imponer una nueva forma de vida, es casi una ESPERANZA para la humanidad.
Está todo podrido.
Todo huele mal.
Vivimos dentro de una oscura caja llena de rumores. Rumores de guerra, rumores de pestilencias, rumores de enfermedades, rumores, rumores y más rumores. Apabullados por los informes de la prensa que nos advierten que si no estamos atravesando uno de los peores momentos de la historia, estamos muy cerca de recorrerlo.
Desde mi perspectiva, entre imágenes de guerra, de chinos gritando desperados desde sus departamentos por los nuevos confinamientos en Shanghái por la COVID-19; de países que no saben qué hacer para detener el calentamiento global, lo peor que nos está ocurriendo es que nuestros líderes nos vean COMO NÚMEROS.
Según el último estudio de tal organización el 25 por ciento de la población mundial padecerá hambre. De acuerdo al reciente informe de la OMS solo el 2 % de la humanidad morirá por un nuevo virus proveniente de perro Chigugua…
Y así…
Otra: el Quinto Retiro no es una buena idea porque aumenta la inflación, pero sí lo es endeudarse porque según los últimos números del Banco Central bla, bla, bla, y el país podría enfrentar una crisis que afectaría, mayormente, a los más desposeídos.
¡Qué dijo que dijo!
Otra más: Existe un 25 por ciento de posibilidades que los próximos cinco años un número importante de chilenos quede cesante. Más y más números y lógicas matemáticas y estadísticas “científica” y ecuaciones y logaritmos y cifras y más cifras.
Entonces nos acostamos pensando si nuestro día fue bueno, malo o calculadamente mediocre.
Bueno, el buen Dios ya lo dijo antes que aparecieran los genios de la economía: “Multiplicaos”.
(Foto principal: La opinión)