La generosidad de dos donantes permitió que con apenas una semana de diferencia, el Hospital Gustavo Fricke del Servicio de Salud Viña del Mar Quillota, concretara los dos primeros trasplantes cardíacos del año.
Tras visitar a ambos pacientes, dados de alta y con una positiva evolución, el director del hospital, José Luis Moya, resaltó que “estamos muy orgullosos del equipo de Cirugía Cardiovascular que tenemos, que es un equipo de mucha experiencia, es un equipo que ha sabido incluso en época de pandemia mantener este programa operando. Esperamos ahora con la revitalización de la actividad quirúrgica, poder avanzar más en ésta y en otras áreas del Hospital. Vimos hoy día a dos pacientes muy contentos, muy felices. En sus mismas palabras, ellos están muy contentos no sólo por el procedimiento quirúrgico que se les hizo, sino también por la atención y eso es muy importante”.
Pacientes con una nueva vida
Aprovechando un control, Óscar Orellana, de 54 años y proveniente de Coquimbo, quien fue trasplantado el 23 de marzo, visitó a Antonio Agüero, porteño de 48 años, trasplantado apenas una semana más tarde, el 30 de marzo, ambos estaban en espera desde 2020.
Óscar, que permanece en la casa de acogida dispuesto para estos pacientes por parte del Hospital Fricke en Viña del Mar, está feliz de compartir su vivencia con Antonio: “Me alegra siempre que veo a otro trasplantado, porque me recuerda lo que yo viví antes de trasplantarme. Que otra persona también tenga la oportunidad de reiniciar una vida, prácticamente es reiniciar una vida nueva, o volver a retomar la vida que uno perdió. Estoy muy alegre que se haya dado otro trasplante, que ojalá hubieran más donantes para que más gente como uno pueda retomar una vida normal, y no le tengan miedo a donar porque es dar vida y eso es súper importante”.
Sobre su propia recuperación, Óscar señala que “hoy me siento bastante contento, feliz, porque yo sé que aunque ahora no he recuperado la fuerza que necesito, cada día que voy avanzando voy ganando, voy en subida. Si antes caminaba una calle, ya puedo dos, y sé que podré caminar tres calles, hacer una actividad y poder hacer planes de nuevo, porque antes no podía hacer planes, era día a día, porque el día de mañana me podía morir. Hoy tengo un futuro, puedo proyectarme. Esa satisfacción de poder avanzar no es igualable a nada”.
Antonio Agüero, trasplantado el 30 de marzo, es un porteño de 48 años. Producto de su miocardiopatía dilatada, “no podía caminar más de una cuadra, dormía hincado, se me llenaban de líquido los pulmones, comía y vomitaba, tenía todos esos síntomas. Ahora no he tenido ningún problema, solamente la carraspera de la intubación. (Puedo) comer, dormir, caminar, ya estoy caminando ya. Ahora a rehabilitación”.
Debido a que su condición se fue deteriorando, llegó a recibir ventilación mecánica y drogas vasoactivas: “Estuve hospitalizado, después al quinto día llegó un donante. Valió la pena el sacrificio”. Junto con insistir en la donación de órganos y agradecer a la familia de su donante, Antonio sostiene que en el Hospital fue “súper buena la atención, los médicos preocupados todos los días, revisan a todos los pacientes, los paramédicos, las enfermeras, todos te tratan súper bien, como familia”.
Programa Cardiovascular
El Dr. Ernesto Aránguiz, jefe del Servicio de Cirugía Cardiovascular y del Programa Cardiovascular del Hospital Gustavo Fricke, señala que ambos usuarios, “son dos pacientes que llevaban esperando un tiempo considerable; uno de ellos, incluso en condición de urgencia. Afortunadamente, contamos con la generosidad de las familias que cada vez más en nuestro país entienden la importancia que tiene la donación, y pudimos llegar a tiempo para partir nuevamente con este Programa que hemos mantenido en un periodo difícil como fue el periodo de pandemia. Ahora lo hemos retomado de una manera habitual a pesar de que siempre ha estado presente, nunca ha estado detenido”.
El especialista destacó en este contexto la labor del Comité de Cardiopatía Terminal y Trasplante Cardíaco, con sus casi 25 años de existencia. “Tenemos pacientes en lista de espera que esperamos poder ir resolviendo también en nuestro Hospital, que tiene las condiciones y las capacidades para seguir absorbiendo esta tarea nacional. Ya nos acercamos cada vez más al número de 130 trasplantados en total en nuestra historia. Seguimos siendo el grupo que más trasplantes cardíacos hace en Chile y eso, más que nada significa una responsabilidad que tenemos que seguir asumiendo como Hospital, como equipo, y a eso estamos dedicados”.
Ruta del paciente con trasplante cardíaco
El Dr. Oneglio Pedemonte, jefe de la Unidad de Paciente Crítico Cardiovascular explica que en un trasplante cardíaco, “todo comienza con la pesquisa del paciente que requiere un trasplante y para eso hay un equipo de enfermería y de médicos que hace una evaluación para ver si este paciente reúne las condiciones para trasplantarse”.
Una vez efectuado el trasplante, el paciente recibe una atención integral y especializada. El Dr. Pedemonte, indica que “hay todo un equipo en el post operatorio que trabaja en la UPC cardiovascular, que tengo el honor en dirigir, es un equipo multidisciplinario donde hay médicos, enfermeras, kinesiólogos, nutricionistas, fonoaudiólogos que van a ocuparse del paciente en el post operatorio inmediato, realizando la rehabilitación en fase uno”.
Luego los pacientes son derivados a un área especializada, que es el Servicio de Cirugía Cardiovascular, “donde hay una enfermera entrenada para atender este tipo de pacientes, para dejar tratamiento inmunosupresor y continuar con la rehabilitación física en fase uno. Posteriormente a eso, tienen que ir a la rehabilitación fase dos que dura más o menos tres meses, donde tienen que recuperar su condición física, asegurarse de que no haya ningún tipo de rechazo y tampoco de infección, para que ellos puedan retornar a sus comunidades y reintegrarse a sus familias y trabajos en muchos casos”, explica el especialista.