Sabemos que el ambiente juega un papel muy relevante para estimular el desarrollo del lenguaje en los primeros años. Y una de las figuras más significativas en el entorno de un niño, es la madre. El estrecho contacto con mamá, permite que ella se convierta en una de las personas clave que sustenta los dos pilares que promueven el desarrollo lingüístico: generar oportunidades de experiencias comunicativas y proveer modelos. Mamá, entonces, es nuestra primera “compañera de conversaciones”; nos enseña palabras, hace preguntas, nos muestra el mundo a través de su relato.
“La investigación provee suficiente evidencia que avala el rol de la madre como una de las personas más influyentes al momento de proveer estímulos relevantes para favorecer el desarrollo del lenguaje. Y lo primero a destacar son aquellas madres con el hábito de hablarle a sus hijos”, destaca Gisella Malatesta Haug, académica de la carrera de Fonoaudiología de la U. Andrés Bello, sede Viña del Mar.
La fonoaudióloga agrega que “parece algo tan simple, sin embargo, es fácil que las horas del día se vayan entre quehaceres, responsabilidades y distintas tareas cotidianas. Esto disminuye las posibilidades de intercambio y, en su lugar, otras situaciones reemplazan el rol de interlocutor con los niños, como la televisión y la pantalla del celular”.
Según la experta, en ocasiones “cuando los bebés aun no hablan, los adultos del entorno no interactúan con ellos mediante el lenguaje hablado, con suficiente frecuencia. Sin embargo, la exposición temprana a modelos lingüísticos tiene un impacto en las habilidades comunicativas que los niños muestran ya en la etapa preescolar”.
La académica de la UNAB detalla algunos aspectos a considerar:
Aprovechar las distintas rutinas del día para hablarle a los hijos, es la primera oportunidad de experiencia comunicativa que se puede entregar.
Hablar con los hijos sobre aquello que está en su foco de atención, aumenta mucho más las posibilidades de aprender nuevas palabras y mejorar la estructuración de oraciones.
Cuando la madre y su hijo sintonizan a través del disfrute compartido, hay una excelente oportunidad de enviar estímulos contingentes a ese punto de interés y, por ende, lograr una apropiación más significativa del lenguaje.
Aquellas madres que se dirigen a sus hijos para iniciar una conversación están usando el lenguaje de manera más estratégica que cuando lo hacen para dar una indicación u orden.
Un discurso que invita al diálogo es un predictor positivo para el desarrollo gramatical. Es decir, se facilita para los niños la construcción de oraciones más complejas.
En lo que respecta al aprendizaje de nuevas palabras, se ha observado una conducta generalizada en las madres, que es la de etiquetar objetos. Esto se entiende como dar contexto a lo que se está verbalizando. El etiquetado visual consiste en mostrar o entregar objetos, al mismo tiempo que se dice su nombre.
Leer de forma conjunta libros infantiles. En la medida que la madre lee en voz alta y muestra las imágenes del cuento, facilita la apropiación de la palabra. Y si el cuento es un favorito que los niños quieren repetir y repetir, mejor aún, pues mientras más aumente la exposición, mayor posibilidad de aprendizaje.
Finalmente, la fonoaudióloga subraya que “el proceso de adquisición y desarrollo del lenguaje, si bien, se relaciona con factores biológicos individuales, encuentra sus aliados en el ambiente para alcanzar las mejores oportunidades de desempeño. Y la aliada por excelencia, avalado por lo que expone la investigación, será la madre”.