«La sequía que afecta a nuestra Región es estructural. Todos los expertos coinciden en que la zona central se está desertificando, y pese a las lluvias de fines de abril, aún estamos muy lejos de revertir los efectos de más de 13 años consecutivos de escasez hídrica. Nuestra principal reserva —el embalse Los Aromos— está a un 25 por ciento de su capacidad y si bien su condición es un poco mejor que el año pasado, nos mantenemos alertas, ya que la situación sigue siendo crítica».
Así lo afirma el gerente regional de Esval, Alejandro Salas, precisando que «durante la última década destinamos más de $100 mil millones, solo en la cuenca del Aconcagua, para enfrentar la sequía. Esto se traduce en nuevas fuentes y reservas, el reforzamiento de nuestros sistemas de producción y el aumento en la eficiencia hídrica, permitiendo que más de 655 mil familias sigan teniendo agua en sus hogares».
Concluyó que si bien no se prevé un escenario de racionamiento en el corto plazo en las zonas urbanas, «las lluvias que todos esperamos para el invierno serán fundamentales para el próximo verano. Por ello, hoy más que nunca, el llamado es a cuidar el agua en todo momento y hacer un uso racional de este escaso recurso, porque cada gota cuenta».